Este domingo, los gobiernos de Tailandia y Camboya firmaron un acuerdo de paz en Kuala Lumpur, en presencia del presidente estadounidense Donald Trump.
La firma se realizó al margen de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Malasia y formaliza el pacto alcanzado a finales de julio.
El acuerdo pone fin a la escalada de tensiones fronterizas que derivó en un conflicto de cinco días en julio, dejando cerca de 50 muertos y cientos de miles de desplazados, los enfrentamientos más intensos entre ambos países en más de una década.
Durante la ceremonia, Trump elogió a los líderes Anutin Charnvirakul (Tailandia) y Hun Manet (Camboya), destacando el respeto mutuo mostrado y subrayando su papel en la mediación del conflicto.
El mandatario estadounidense afirmó que la resolución de esta disputa fue uno de los primeros conflictos en los que se involucró y se atribuyó el mérito de haber facilitado la paz.
Los primeros ministros de Tailandia y Camboya presentaron el acuerdo como un compromiso con la paz y la seguridad, prometiendo abstenerse del uso de la fuerza y respetar las fronteras internacionales. Ambos países buscan promover la estabilidad, la prosperidad y la cooperación regional, basándose en la soberanía e independencia mutuas.
Como parte del proceso de normalización, Bangkok y Nom Pen acordaron un decálogo de medidas para garantizar el cumplimiento del alto al fuego y la seguridad en la frontera, que incluye la desescalada militar con observación internacional, evitar la difusión de información falsa y fomentar la confianza mutua.
El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su satisfacción por el acuerdo y celebró los esfuerzos para aliviar el sufrimiento de la población civil, incluida la cooperación en desminado humanitario. Asimismo, reconoció el papel de Malasia y Estados Unidos en la mediación y reiteró su apoyo a la paz y estabilidad regional.
El acuerdo llega tras años de tensiones por disputas en la frontera común. Mientras Camboya busca resolver la situación ante la Corte Internacional de Justicia, Tailandia apuesta por negociaciones bilaterales para delimitar las zonas conflictivas, contactos que finalmente fructificaron con este pacto.
