John Bolton, exasesor de seguridad nacional y uno de los críticos más fuertes del presidente Donald Trump, se entregó el viernes por la mañana acusado de manejar indebidamente información clasificada.
La acusación se produjo un día antes y lo convierte en el tercer crítico destacado de Trump que enfrenta un proceso judicial en las últimas semanas, en un contexto donde el mandatario ha modificado normas de largo plazo que buscaban proteger a las agencias de seguridad federal de presiones políticas.
Bolton llegó al juzgado de Greenbelt, Maryland, sin hablar con los periodistas. Se espera que comparezca ante el tribunal a lo largo del día. Él y su equipo fueron vistos ingresando a la oficina del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos para entregarse.
Según la acusación, Bolton compartió información sensible con dos familiares con posible uso en un libro, incluyendo notas de sesiones de inteligencia y reuniones con altos funcionarios y líderes extranjeros.
El jueves, Bolton afirmó en un comunicado que esperaba defender su conducta legal y exponer lo que considera un “abuso de poder” de Trump. Su abogado, Abbe Lowell, señaló que Bolton no compartió ni almacenó información ilegalmente.
El presidente Trump, que enfrenta problemas legales tras su primer mandato, ha presionado al fiscal general Pam Bondi para presentar cargos contra sus adversarios percibidos.
El 22 de agosto, el FBI registró la casa de Bolton en Bethesda, Maryland, cerca de Washington, como parte de una investigación sobre documentos clasificados. Según el FBI, la acción fue “actividad autorizada en la zona”.
Medios como The Bulwark difundieron imágenes del operativo policial desde temprano. Fuentes citadas por medios estadounidenses indicaron que el registro buscaba determinar si Bolton había compartido o poseído información clasificada de manera ilegal.