Este domingo 18 de mayo, tres países de la Unión Europea —Rumanía, Portugal y Polonia— celebraron importantes elecciones que movilizaron a más de 60 millones de ciudadanos.
Rumanía: victoria del candidato proeuropeo
En Rumanía, el alcalde de Bucarest, Nicusor Dan, ganó las elecciones presidenciales tras obtener el 54% de los votos con el 90% del escrutinio completado. Su oponente, George Simion, de extrema derecha, logró el 46%, aunque ha reclamado la victoria. Dan, defensor de una Rumanía alineada con los valores europeos y de la OTAN, ha prometido un gobierno "honesto" en un país clave por su cercanía a Ucrania. Las elecciones estuvieron marcadas por tensiones internacionales, luego de que el gobierno rumano denunciara posibles señales de injerencia rusa, mientras Francia negó acusaciones similares.
Portugal: se perfila un nuevo gobierno en minoría
En Portugal, las elecciones parlamentarias anticipadas podrían resultar en otro gobierno en minoría, según un sondeo a pie de urna. La Alianza Democrática (centro-derecha) lidera con entre el 29% y 34% de los votos, seguida de cerca por el partido Chega (ultraderecha) con entre el 20% y 24%, y el Partido Socialista con entre el 21% y 26%. Con estos resultados, la Alianza Democrática podría obtener hasta 96 escaños, lejos de los 116 necesarios para la mayoría en el Parlamento de 230 miembros. Con más del 75% del conteo avanzado, Chega ha superado a los socialistas como segunda fuerza política.
Polonia: se definirá en segunda vuelta
En Polonia se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Según una encuesta a pie de urna, ningún candidato alcanzó la mayoría absoluta, por lo que habrá segunda vuelta el próximo 1 de junio. Rafal Trzaskowski, candidato liberal apoyado por el gobierno, obtuvo el 30.8% de los votos, mientras que Karol Nawrocki, de tendencia nacionalista, recibió el 29.1%. El primer ministro Donald Tusk declaró que las próximas dos semanas serán cruciales para el futuro del país.
Estas elecciones reflejan un panorama político fragmentado y muestran el crecimiento de fuerzas de derecha y extrema derecha en varios países europeos, mientras la Unión Europea observa con atención los posibles cambios de rumbo.