El gobierno de Donald Trump planea imponer un arancel del 21% a los jitomates frescos importados de México a partir del 14 de julio de 2025. Este gravamen podría afectar seriamente tanto a los productores como a los consumidores de Estados Unidos, que dependen en gran medida del jitomate mexicano.
La razón detrás del impuesto
El gobierno de EE. UU. justifica esta medida como una forma de proteger la industria agrícola nacional, especialmente la producción de jitomates en Florida y California, que, aunque son los mayores productores de tomates en el país, enfrentan dificultades para competir con los precios más bajos de México. Actualmente, México suministra alrededor del 70% de los jitomates consumidos en Estados Unidos, lo que representa un cambio significativo en comparación con el 30% de hace dos décadas.
Robert Guenther, vicepresidente del Florida Tomato Exchange, señala que el impuesto busca "igualar el campo de juego" en términos de precios y evitar el "dumping", una práctica donde se venden productos a precios artificialmente bajos para dominar el mercado.
El impacto en los precios para los consumidores
Los opositores al arancel advierten que este aumento de impuestos podría encarecer el precio de los jitomates frescos en EE. UU., con un posible aumento del 10.5% en los precios al consumidor, según Tim Richards, profesor en la Escuela de Agronegocios de la Universidad Estatal de Arizona.
Skip Hulett, director legal de NatureSweet, una empresa que cultiva tomates en México y EE. UU., comenta que los aranceles generarán millones de dólares en impuestos mensuales para su empresa.
“El negocio de los productos agrícolas no tiene grandes márgenes de ganancia. Estos costos adicionales tendrán que ser trasladados al consumidor”, explicó.
Reacciones en México y posibles represalias
El gobierno mexicano ya ha expresado su intención de negociar con EE. UU. para evitar que este arancel entre en vigor. Sin embargo, si se implementa, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dejado entrever que podrían imponerse aranceles a productos estadounidenses como las piernas de pollo y cerdo.
El tema de los aranceles al jitomate tiene una larga historia, pues desde 1996, tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ambos países han negociado acuerdos sobre el precio mínimo de los jitomates. Sin embargo, el Departamento de Comercio de EE. UU. decidió retirarse del último acuerdo, lo que ha reabierto el debate sobre las importaciones mexicanas.
La ventaja de México en la producción de jitomates
Una de las razones por las que México domina el mercado de jitomates en EE. UU. es el costo de producción significativamente más bajo. En México, el costo de la tierra, la mano de obra y los insumos agrícolas es considerablemente inferior al de EE. UU. Según Guenther, los agricultores en EE. UU. enfrentan costos de trabajo mucho más altos debido a la necesidad de contratar mano de obra extranjera, mientras que en México, los trabajadores agrícolas ganan una décima parte de lo que reciben sus contrapartes estadounidenses.
Además, NatureSweet resalta que el clima en México es ideal para el cultivo de tomates, lo que permite a las empresas operar sin los elevados costos de calefacción y refrigeración que requieren los invernaderos en EE. UU.
Efectos en la industria restaurantera
La imposición de este arancel también podría afectar a restaurantes y negocios que dependen de los jitomates frescos mexicanos. Por ejemplo, Adrian Burciaga, copropietario de Don Artemio, un restaurante mexicano en Texas, utiliza grandes cantidades de tomates Roma de México cada semana.
“Nos preocupa la incertidumbre. Sabemos que en seis meses los costos aumentarán, pero no sabemos qué tan drásticos serán estos cambios. Es difícil planificar”, comentó Burciaga.
El impacto en los precios de los tomates podría afectar los menús y aumentar los costos operativos de muchos restaurantes, especialmente aquellos que utilizan ingredientes específicos que solo se cultivan en México.
Conclusión
A pesar de las tensiones, tanto los productores estadounidenses como los importadores mexicanos tienen mucho en juego en esta disputa. Mientras que EE. UU. busca proteger su industria local de tomates, México continúa siendo un proveedor clave para el mercado estadounidense. La implementación de este arancel podría alterar tanto los precios de los alimentos como las relaciones comerciales entre ambos países, afectando a productores, consumidores y empresarios por igual.