Especialistas advierten que las celebraciones de fin de año pueden representar un desafío para la salud si no se mantienen hábitos de cuidado.
Aunque para muchas personas diciembre se asocia con alegría y descanso, distintos estudios científicos alertan que esta época incrementa el riesgo de problemas cardíacos. Durante las fiestas y los primeros días de enero se registra un aumento de infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV) y arritmias, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos.
Los expertos señalan que los excesos propios de la temporada influyen de manera directa en este fenómeno. El consumo elevado de alimentos ricos en grasas y sal, la ingesta excesiva de alcohol y la suspensión temporal de tratamientos médicos pueden afectar seriamente al organismo. A esto se suma el estrés emocional provocado por reuniones familiares, preocupaciones económicas y la presión del cierre del año laboral.
Uno de los cuadros más frecuentes es el llamado síndrome del corazón festivo, caracterizado por la aparición de arritmias tras el consumo de alcohol, incluso en quienes no presentan enfermedades cardíacas previas. Según los especialistas, durante estas fechas se observa una relajación preocupante en los controles de salud y en la adherencia a rutinas médicas
habituales.
Esta situación también se refleja en los servicios de urgencias, donde las consultas aumentan notablemente en diciembre y enero. Los síntomas relacionados con el estrés se vuelven más comunes e incluyen insomnio, sueño no reparador, palpitaciones, dolores de cabeza tensionales, aumento de la presión arterial y sensación de agotamiento.
Los médicos advierten que el corazón responde directamente a las emociones y que el estrés sostenido puede derivar en hipertensión, arritmias y otras patologías cardiovasculares. Por ello, subrayan la importancia de mantener el autocuidado incluso durante las celebraciones y de prestar atención a cualquier señal de alerta.
Entre las medidas preventivas destacan una correcta hidratación —beber al menos el doble de agua que de alcohol—, moderar la ingesta de sal y grasas, continuar los tratamientos médicos sin cambios y acudir a consulta ante cualquier molestia.
Asimismo, ante síntomas como palpitaciones rápidas e intensas, dolor en el pecho, falta de aire o mareos después de consumir alcohol, es fundamental buscar atención médica y realizar un electrocardiograma. La fibrilación auricular es una de las principales causas de ACV, ya que puede generar coágulos que luego migran al cerebro.
La recomendación es clara: disfrutar de las fiestas con moderación y no descuidar la salud, porque la prevención puede marcar la diferencia en un período en el que el corazón trabaja bajo mayor presión.
