Cada 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional del Migrante, una fecha dedicada a visibilizar la relevancia social, económica y cultural de millones de personas que viven fuera de su lugar de origen. Para 2024, el lema es “Celebrar las contribuciones y las oportunidades de la migración”, con el que se reconoce el papel fundamental de la población migrante en el desarrollo de las comunidades que la reciben.

El esfuerzo, talento y capacidad de adaptación de quienes migran fortalecen economías, enriquecen la diversidad cultural y fomentan el intercambio de saberes. Sin embargo, esta conmemoración también invita a reflexionar sobre los obstáculos que enfrentan durante su trayecto: discriminación, prejuicios, violencia, abuso y explotación siguen siendo realidades frecuentes. A ello se suma la desinformación y los discursos de odio, que distorsionan su imagen y profundizan divisiones sociales.
Ante este panorama, el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, adoptado en 2018, establece mecanismos de cooperación internacional para garantizar derechos y condiciones dignas. De forma reciente, el Pacto para el Futuro reafirmó el compromiso de los países para fortalecer soluciones inclusivas y sostenibles frente a la movilidad humana. La fecha recuerda, además, que migrar ha sido una constante en la historia de la humanidad.
Origen de la conmemoración
El antecedente principal de esta efeméride se remonta a 1990, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Convención Internacional para la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares. Más adelante, en 2016, la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes marcó un avance al reconocer la contribución positiva de este sector y comprometerse con su seguridad, dignidad y derechos humanos.

Causas de la movilidad humana
La migración puede ser voluntaria o forzada, temporal o permanente. Entre las razones más comunes se encuentran la búsqueda de mejores condiciones de vida, la superación de desigualdades económicas y sociales, el hambre, el desempleo, los conflictos armados, las persecuciones políticas o religiosas, así como los efectos del cambio climático y los desastres naturales.
También influyen las necesidades laborales de países con economías desarrolladas, que requieren mano de obra para actividades poco cubiertas por la población local. Al integrarse al mercado laboral y al consumo, las personas migrantes contribuyen al crecimiento económico y, en muchos casos, al emprendimiento. No obstante, las políticas restrictivas y la xenofobia han propiciado el aumento de personas en situación irregular.

Panorama actual
Datos internacionales indican que en 2019 había 272 millones de migrantes en el mundo. Además, se contabilizan alrededor de 68 millones de personas desplazadas por la fuerza, incluidos refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos. La infancia migrante supera los 36 millones, mientras que Asia, Europa y América concentran la mayor parte de esta población. Frente a estas cifras, la cooperación internacional sigue siendo clave para proteger derechos y promover un desarrollo sostenible.
