La Asamblea General de la ONU estableció el 10 de diciembre como Día de los Derechos Humanos mediante la resolución A/RES/423 (V), fecha que coincide con la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948. Desde entonces, esta conmemoración invita a reflexionar sobre los principios que sostienen la dignidad humana en todo el mundo.

La Declaración Universal es el documento más traducido del planeta, con versiones en más de quinientos idiomas. Su relevancia radica en que fija valores compartidos y un propósito común para todas las naciones, sin distinción de raza, religión, sexo, idioma, posición política, origen o cualquier condición social. Proclama, además, que cada persona posee igual valor y merece el mismo respeto.
Las mujeres han sido clave en la construcción de estos principios. Movimientos como el sufragismo y el abolicionismo antecedieron el enfoque universalista que hoy caracteriza a los derechos humanos. Dentro de este proceso, varias figuras femeninas impulsaron transformaciones decisivas.

Una de ellas fue Eleanor Roosevelt (1884-1962), ex primera dama de Estados Unidos y delegada ante la ONU, quien presidió la Comisión de Derechos Humanos y tuvo un papel central en la redacción de la Declaración Universal. También destacó Hansa Mehta (1897-1995), defensora de los derechos de las mujeres, a quien se le reconoce haber sustituido la frase “Todos los hombres nacen libres e iguales” por “Todos los seres humanos nacen libres e iguales” en el artículo 1. Asimismo, Minerva Bernardino (1907-1998), diplomática dominicana y lideresa feminista, impulsó la inclusión de la igualdad entre mujeres y hombres en el preámbulo de la Declaración Universal y defendió la prohibición de la discriminación por sexo en la Carta de la ONU de 1945.
Gracias a este instrumento y al compromiso de los Estados, millones de personas han visto respetada su dignidad y se han sentado bases esenciales para una vida más justa. Para asegurar el cumplimiento de estos principios se crearon organismos internacionales dedicados a su vigilancia: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Penal Internacional y la Corte Europea de Derechos Humanos.

En México, la protección de estos derechos adquirió rango constitucional el 28 de enero de 1992, cuando se añadió el apartado B al artículo 102 de la Constitución. Con ello, se facultó al Congreso y a las legislaturas estatales para crear instituciones encargadas de atender quejas por actos administrativos que vulneraran derechos fundamentales. Más adelante, el 13 de septiembre de 1999, se reformó el mismo artículo para dotar a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de autonomía de gestión, personalidad jurídica y patrimonio propios, consolidando su labor de protección, promoción, estudio y difusión de los derechos consagrados en el marco legal mexicano.
Conviene recordar que los Objetivos de Desarrollo Sostenible tienen como eje la dignidad humana. Sin una cultura que la coloque en el centro, no es posible avanzar hacia un desarrollo integral. Los derechos humanos impulsan el progreso de los ODS y, a la vez, los ODS fortalecen la vigencia de los derechos humanos, conformando un círculo virtuoso que beneficia a todas las sociedades.
