Cuando la temperatura baja, surgen todo tipo de creencias sobre cómo mantener el calor. Una de las más difundidas asegura que tomar alcohol ayuda a elevar la temperatura corporal. La sensación inicial puede parecer real, pero su explicación dista mucho de ese conocido truco invernal.

Al ingerir alcohol, los vasos sanguíneos se dilatan y permiten que la sangre circule con mayor facilidad cerca de la piel. Como esta tiene una temperatura más alta, el cerebro interpreta que existe un incremento de calor, generando esa sensación engañosa. Por este mismo efecto, algunas personas se enrojecen.

El efecto contrario

Beber alcohol para “calentarse” termina produciendo el resultado opuesto. En condiciones frías, el cuerpo dirige la sangre hacia los órganos vitales para resguardarlos. Sin embargo, con alcohol, el flujo se concentra en la superficie, lo que provoca una mayor pérdida de calor una vez que desaparece la sensación inicial. Además, al exponerse al aire frío, la sangre se enfría con mayor rapidez, lo que puede intensificar aún más la sensación de frío.

En situaciones extremas, el consumo constante puede evitar que percibamos la disminución de temperatura corporal, lo que incrementa el riesgo de mareos, hipotermia e incluso complicaciones cardíacas.

El mito que lo sostiene

Lejos de ayudar en días helados, esta creencia refuerza hábitos nocivos relacionados con el consumo de alcohol. Las bebidas alcohólicas deben apreciarse por su valor cultural, sus sabores y su contexto, siempre con moderación.

Otro mito común es que las duchas frías aceleran el metabolismo del alcohol. En realidad, solo reducen el efecto sedante, sin eliminarlo del organismo y, en climas fríos, pueden ser una mala decisión.

¿Qué sí ayuda a quitar el frío?

Además de abrigarse, mantenerse activo y recurrir a bolsas de agua caliente, las bebidas calientes son un recurso eficaz. Desde leche hasta café, cualquier opción sin alcohol ayuda a conservar mejor la temperatura. También pueden ser útiles alimentos con alto contenido calórico, siempre que se consuman de forma equilibrada.