Tomar una bebida caliente en los días fríos no solo reconforta: también puede fortalecer el organismo y aliviar molestias propias de la temporada. A continuación, presentamos algunas opciones recomendadas y sus principales beneficios.

Los mejores aliados para el clima helado:
Té de jengibre: Es un clásico invernal. Favorece la circulación, aporta una sensación de calidez, mejora la digestión y ofrece efectos antiinflamatorios.
Té de canela: Su aroma y sabor especiado evocan el invierno. Puede apoyar el metabolismo, estimular la circulación y proporcionar antioxidantes.
Té de manzanilla: Suave y relajante, ideal antes de dormir. Ayuda a disminuir el estrés, calma el cuerpo y contribuye a una digestión más ligera en días de comidas abundantes.
Té de menta: Útil ante congestión, nariz tapada o molestias respiratorias típicas del otoño e invierno. También favorece la digestión.
Rooibos: Infusión sin cafeína de sabor delicado, perfecta para quienes evitan estimulantes. Aporta antioxidantes y ayuda a mantener una buena hidratación.
Té de cúrcuma con pimienta: Tradiciones como la ayurvédica lo recomiendan por sus propiedades antiinflamatorias y su apoyo al sistema inmune. Su calidez natural lo vuelve muy reconfortante.
Té de regaliz: Suele emplearse para aliviar irritación de garganta o malestar respiratorio, frecuente en épocas frías.

¿Por qué funcionan tan bien en invierno?
Muchas de estas infusiones favorecen la circulación y generan una sensación de “calor interno” especialmente agradable cuando baja la temperatura. Varias cuentan con beneficios digestivos y antiinflamatorios, útiles en épocas de menor actividad física o comidas más pesadas. Otras apoyan las defensas y ayudan a enfrentar la congestión propia de los resfriados. Además, la mayoría contiene poca o nula cafeína, por lo que pueden disfrutarse incluso por la noche sin afectar el descanso.
