Los cólicos menstruales son molestias en la parte baja del abdomen que pueden aparecer días antes, durante o incluso después del periodo. La experiencia varía entre mujeres: algunas continúan con sus actividades sin mayor dificultad, mientras que otras enfrentan días complicados en los que ni el descanso, el té caliente o los analgésicos resultan suficientes para aliviar el dolor.

Estas molestias suelen ser constantes, aunque también pueden presentarse como punzadas o sensaciones pulsátiles que aparecen y desaparecen. Sin embargo, existen factores que pueden intensificarlas y que es posible evitar.
Hábitos que pueden aumentar los cólicos
Aunque lo ideal es consultar a un especialista —como un ginecólogo—, hay prácticas que influyen de forma negativa en el dolor menstrual.
Evitar el sedentarismo
Llevar una vida activa ayuda a disminuir la intensidad de los cólicos. Actividades como caminar, nadar, hacer yoga, pilates o andar en bicicleta pueden mejorar la circulación y reducir la incomodidad.

Reducir el consumo de tabaco y otras sustancias nocivas
Fumar incrementa los niveles de catecolaminas, lo que puede intensificar los calambres y aumentar el malestar.
¿Por qué ocurren los cólicos?
Durante el periodo, el útero se contrae para expulsar el recubrimiento que se desprende cada mes. Las prostaglandinas —sustancias que intervienen en el dolor y la inflamación— desencadenan estas contracciones. Cuando sus niveles son elevados, los calambres suelen ser más intensos.

En algunos casos, los cólicos también pueden estar vinculados con ciertos padecimientos, entre ellos:
- Endometriosis
- Fibromas uterinos
- Adenomiosis
- Enfermedad inflamatoria pélvica
- Estenosis cervicouterina
Adoptar un estilo de vida saludable puede mejorar el bienestar general y ayudar a que el ciclo sea menos incómodo. Si el dolor es persistente o muy intenso, es recomendable acudir con un ginecólogo para recibir una valoración adecuada.
