Vivir con una mascota puede ser una experiencia muy gratificante, pero para quienes padecen alergias, también supone un reto diario. Estornudos, ojos llorosos o irritación en la piel son algunos de los síntomas al convivir con perros o gatos. Sin embargo, con cuidado y disciplina, es posible disfrutar de su compañía sin comprometer la salud.

Identifica la causa de la alergia

El primer paso es acudir a un especialista para determinar qué provoca los síntomas. En muchos casos, no es el pelo del animal, sino proteínas presentes en su saliva, piel o caspa. Conocer la causa permite aplicar medidas más efectivas.

Mantén el hogar limpio

La higiene es fundamental. Se recomienda aspirar con regularidad, usar filtros HEPA en aspiradoras y purificadores de aire, y limpiar superficies con paños húmedos para evitar la acumulación de alérgenos. También es importante lavar la cama, juguetes y mantas de la mascota al menos una vez por semana.

Limita los espacios de convivencia

Establecer zonas libres de mascotas, especialmente el dormitorio, ayuda a reducir la exposición. Evitar que suban a la cama, sofás o sillones contribuye a mantener bajo control los alérgenos.

Baña y cepilla regularmente

Bañar a la mascota cada una o dos semanas disminuye los alérgenos presentes en su piel y pelo. Se recomienda usar productos hipoalergénicos y, si es posible, que otra persona se encargue del baño o cepillado para minimizar el contacto directo.

Consulta opciones médicas

El alergólogo puede sugerir antihistamínicos, aerosoles nasales o vacunas de inmunoterapia para controlar los síntomas. El objetivo no es evitar la convivencia, sino encontrar un equilibrio que proteja la salud de ambos.

Algunas razas de perros y gatos generan menos alérgenos, aunque ninguna es completamente hipoalergénica. También es posible optar por mascotas como peces o reptiles, que no provocan las mismas reacciones.

Con disciplina, limpieza y cuidados específicos, convivir con animales siendo alérgico es completamente viable.