La pregunta sobre si es seguro usar agua del grifo para cocinar es común. La respuesta, en general positiva, tiene matices según la ubicación, la infraestructura y las prácticas individuales.
En la mayoría de las ciudades y países con sistemas de potabilización regulados, sí es seguro emplear agua de la llave para cocinar. Sin embargo, existen excepciones y consideraciones que conviene tener presentes.
1. El proceso de potabilización: la primera barrera
El agua que llega a los hogares urbanos pasa por un riguroso tratamiento en plantas potabilizadoras, que incluye:
Filtración y sedimentación: eliminación de partículas sólidas.
Desinfección: clave para eliminar bacterias, virus y otros patógenos, mediante cloro, cloramina, ozono o luz ultravioleta.
Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen niveles seguros de contaminantes, adoptados luego por gobiernos y municipios. Sus “Guías para la calidad del agua potable” son la referencia internacional.
2. Peligros potenciales: cuándo hay que prestar atención
A pesar del tratamiento, existen riesgos:
Contaminantes químicos: metales pesados como plomo o cobre pueden filtrarse de tuberías antiguas; nitratos provenientes de fertilizantes pueden afectar zonas rurales.
Subproductos de desinfección (DBPs): compuestos como trihalometanos se forman al reaccionar el cloro con materia orgánica, aunque se regulan.
Contaminación microbiológica ocasional: fallos en la cloración o tuberías rotas pueden permitir la entrada de gérmenes.
Sistemas privados: quien usa pozo debe realizar análisis periódicos para asegurar la calidad.
La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA) regula y proporciona información sobre contaminantes, incluyendo plomo y DBPs.
3. El efecto del calor al cocinar
Hervir el agua elimina la mayoría de patógenos como E. coli, Salmonella o Giardia, por lo que cocinar sopas, guisos o pastas es seguro desde el punto de vista microbiológico.
Sin embargo, hervir no elimina contaminantes químicos como metales pesados o nitratos, y puede concentrarlos al evaporarse el agua. Tampoco elimina muchos subproductos de desinfección, según los CDC de EE. UU.
4. Recomendaciones prácticas para mayor seguridad
Conoce tu fuente: revisa reportes de calidad del agua de tu localidad o empresa suministradora.
Deja correr el agua: si el grifo estuvo varias horas sin uso, deja correr agua fría 1–2 minutos antes de cocinar.
Usa agua fría para cocinar: el agua caliente disuelve más fácilmente metales de tuberías antiguas.
Considera un filtro adicional: carbón activado certificado puede reducir cloro, plomo y algunos DBPs.
Poblaciones vulnerables: bebés, mujeres embarazadas, adultos mayores o personas inmunodeprimidas pueden optar por agua filtrada o embotellada.
Para la mayoría de las personas en zonas con sistemas de agua bien gestionados, usar agua de la llave para cocinar es seguro. Hervir el agua añade protección adicional contra microbios.
La precaución extra es recomendable si las tuberías son antiguas, se depende de un pozo privado o se pertenece a un grupo de riesgo. Con información y hábitos conscientes, cocinar con agua del grifo puede ser seguro y confiable.