Aunque se cree que no se debe refrigerar comida caliente, los expertos en seguridad alimentaria indican lo contrario. La práctica es segura y previene intoxicaciones, aunque puede afectar la eficiencia energética y la temperatura de otros alimentos.
Origen del mito
Antes, los refrigeradores tenían motores menos potentes y sistemas de enfriamiento limitados. Meter una olla caliente podía sobrecargar el aparato y alterar la textura de los alimentos por la condensación. Hoy, la tecnología moderna ha mitigado en gran medida estos problemas.
La “Zona de Peligro”
Según la FDA, USDA y EFSA, el verdadero riesgo está en dejar los alimentos a temperatura ambiente:
- La “Zona de Peligro” es entre 4°C y 60°C, donde las bacterias como Salmonella y E. coli se multiplican rápidamente.
- Dejar guisos o sopas enfriando horas fuera del refrigerador aumenta la probabilidad de intoxicación.
- La regla: refrigerar alimentos perecederos dentro de 2 horas (1 hora si hace más de 32°C).
Impacto en el refrigerador
Meter comida muy caliente puede:
- Elevar temporalmente la temperatura interior, obligando al compresor a trabajar más y aumentando el consumo de energía.
- Calentar los alimentos cercanos y ponerlos momentáneamente en la “Zona de Peligro”.
Los refrigeradores modernos manejan esto sin problema, aunque con un pequeño gasto extra de energía.
Buenas prácticas para enfriar de manera segura
1._ Divide en porciones pequeñas: se enfriarán más rápido que en una olla profunda.
2._ Baño de hielo: coloca la olla en agua con hielo y revuelve ocasionalmente; en 20-30 minutos bajará la temperatura.
3._ No tape herméticamente al inicio: deja escapar el calor y luego cierra bien.
4._ Deja espacio alrededor: permite la circulación del aire frío.
5._ Respeta la regla de las 2 horas: nunca dejes alimentos perecederos mucho tiempo fuera.
La clave está en priorizar la seguridad alimentaria sobre un ahorro mínimo de energía. Refrigerar comida caliente de manera inteligente protege tu salud y evita intoxicaciones.