Los medicamentos psiquiátricos están diseñados para tratar distintos trastornos mentales, como depresión, ansiedad, TDAH, esquizofrenia y bipolaridad. Su objetivo es aliviar síntomas que van desde la tristeza y la desesperanza hasta las alucinaciones.
Estos fármacos se agrupan en diferentes categorías, y en ocasiones se combinan entre sí:
Antidepresivos: Regulan los neurotransmisores del estado de ánimo y ayudan a reducir tristeza, desesperanza y falta de energía.
Ansiolíticos: Alivian los síntomas de ansiedad generalizada, ataques de pánico, agitación e insomnio.
Estabilizadores del ánimo: Indicados principalmente para el trastorno bipolar, controlan cambios extremos de humor.
Antipsicóticos: Prescritos para trastornos psicóticos como esquizofrenia y bipolaridad, ayudan a mantener el contacto con la realidad.
Efectos de mezclar alcohol con medicamentos psiquiátricos
Los especialistas en psiquiatría alertan que combinar alcohol con estos fármacos puede empeorar los síntomas hasta convertirse en un riesgo para la salud:
Aumento de depresión y ansiedad: Aunque el alcohol puede parecer que mejora el estado de ánimo momentáneamente, en realidad interfiere con la acción de los medicamentos y empeora los síntomas.
Mayor intensidad de efectos secundarios: La mezcla puede amplificar los efectos no deseados de los fármacos.
Dificultad para pensar y coordinarse: Afecta la capacidad de juicio, coordinación y habilidades motrices, e incluso puede provocar somnolencia que dificulta la concentración.
Riesgo vital: Consumir alcohol con inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAO) puede generar un aumento peligroso de la presión arterial, poniendo en riesgo la vida.
Además, no se recomienda suspender la medicación para poder beber, ya que interrumpir y luego retomar el tratamiento puede agravar los trastornos y generar nuevos síntomas.
Es fundamental seguir las indicaciones de un profesional de la salud mental y respetar la pauta de medicación para asegurar su eficacia y proteger la salud.