Con el arranque del ciclo escolar, miles de estudiantes vuelven a las aulas, espacios donde la convivencia diaria incrementa las probabilidades de contagiarse de resfriados, gripe o infecciones gastrointestinales. Ante este panorama, los padres juegan un papel fundamental para proteger la salud de sus hijos y garantizar un retorno seguro.
La primera recomendación es reforzar la higiene personal. Enseñar a los niños a lavarse las manos con frecuencia, sobre todo antes de comer y después de ir al baño, es esencial. El gel antibacterial puede ser útil cuando no haya acceso inmediato a agua y jabón. Además, cubrirse boca y nariz con el antebrazo al toser o estornudar ayuda a frenar la propagación de virus.
Otra medida importante es cuidar la alimentación. Una dieta rica en frutas y verduras, junto con una hidratación constante, fortalece el sistema inmunológico. También es vital que los menores duerman lo suficiente, manteniendo horarios regulares para favorecer el descanso y la recuperación de energía.
Por último, es necesario estar atentos a cualquier síntoma. Si un niño presenta fiebre, tos persistente, diarrea u otros signos de enfermedad, lo mejor es que permanezca en casa para evitar contagios en el salón de clases.
Siguiendo estas pautas, las familias pueden reducir el riesgo de enfermedades y contribuir a un entorno escolar más saludable para todos.