Collares, pendientes, brazaletes y anillos con texturas que parecen romper el molde tradicional marcan la nueva tendencia en joyería, adoptada por las principales firmas de moda.
Collares que imitan lava dorada fundida, anillos con formas asimétricas que recuerdan la piedra tallada a mano y pendientes que parecen piezas arrancadas de una galería de arte contemporáneo. Esta corriente brutalista apuesta por texturas marcadas, acabados imperfectos y siluetas irregulares. El brillo perfecto y las superficies lisas quedan fuera: estas creaciones parecen surgir de un accidente deliberado. Algunas incorporan piedras semipreciosas que emergen del metal, mientras otras exploran la superposición de volúmenes y rugosidades.
En un verano donde los charms divertidos y los collares largos bohemios predominan, la joyería brutalista se presenta como la opción ideal para quienes prefieren un estilo más sobrio. Schiaparelli es uno de los referentes de esta estética cruda, transformando sus piezas en tótems dorados. Sus pendientes escultóricos, brazaletes rugosos y collares monumentales demuestran que esta tendencia puede ser tanto maximalista como minimalista, dependiendo del estilo y las combinaciones.
Entre las mejores piezas de esta corriente destacan collares con eslabones irregulares, anillos con piedras engarzadas, pendientes que retuercen la forma clásica del aro y brazaletes abiertos y escultóricos. Estas joyas, con su carácter imperfecto, tienen la capacidad de transformar incluso el atuendo más simple. La clave está en combinarlas con prendas de líneas limpias y tonos neutros para que sean el foco del look. Ya sea para realzar un vestido veraniego o darle personalidad a un conjunto de oficina, estas creaciones invitan a explorar la moda desde una mirada artística y libre de reglas.