Los arándanos son frutos pequeños, ricos en antioxidantes y muy versátiles en la cocina, pero su precio y frescura en tiendas pueden ser un problema. La buena noticia es que es posible cultivarlos en casa, incluso sin jardín, usando solo una maceta, luz solar y algunos cuidados básicos.
Para empezar, se recomienda usar una maceta de al menos 40 centímetros de profundidad y llenarla con un sustrato ácido hecho de turba, perlita y tierra de pino. La planta debe ubicarse en un espacio con al menos seis horas de sol directo al día, como una terraza, balcón o ventana. Es importante mantener el sustrato húmedo, sin encharcamientos, regando con agua sin cal (filtrada o de lluvia). También se recomienda usar fertilizantes diseñados para plantas acidófilas, como los que se usan en hortensias.
Entre las variedades más adecuadas para cultivo en maceta están 'rabbiteye' y 'highbush', que además pueden producir más frutos si se cultivan varias plantas juntas para facilitar la polinización.
Con una poda ligera en invierno y cuidados constantes, es posible obtener flores y, con el tiempo, cosechar arándanos caseros. Una opción sencilla y saludable para quienes buscan iniciarse en la jardinería urbana.