Nvidia anunció una inversión de 5,000 millones de dólares en Intel, en un movimiento que busca no solo apuntalar al histórico fabricante estadounidense, sino también consolidar su propio liderazgo en la industria de semiconductores.
La operación llega poco después de que el gobierno de Estados Unidos adquiriera alrededor del 10% de Intel, convirtiendo parte de los recursos de la Ley CHIPS en participación accionaria.
Tras darse a conocer la noticia, las acciones de Intel se dispararon más de 30%, reflejando la confianza del mercado en esta nueva alianza.
Además de la inyección de capital, ambas compañías confirmaron una colaboración en desarrollo de productos, donde las CPU de Intel y la tecnología de interconexión NVLink de Nvidia se integrarán con GPUs para optimizar procesos de inteligencia artificial y computación acelerada.
El CEO de Intel, Lip-Bu Tan, y el de Nvidia, Jensen Huang, confirmaron que el acuerdo contempla la creación de chips personalizados para centros de datos y computadoras personales, con el objetivo de ampliar la presencia de Nvidia en el mercado de laptops.
Huang destacó que se trata de una oportunidad de entre 25,000 y 50,000 millones de dólares anuales, al proyectar un nuevo tipo de portátiles con sistemas en chip (SoC) que integren CPU y GPU en una sola unidad.
La inversión también se enmarca en un contexto geopolítico: Washington ha reevaluado sus controles de exportación a China, lo que podría permitir a Nvidia y AMD vender ciertos chips bajo licencias especiales, siempre que cedan un porcentaje de ingresos al gobierno.
Analistas como Pat Moorhead y Ray Wang consideran que la apuesta de Nvidia no solo fortalece a Intel, sino que también mejora su posición frente a la administración estadounidense y posibles futuros inversionistas.
Aunque no se confirmó si Nvidia utilizará los servicios de fundición (Foundry) de Intel —ya que depende principalmente de TSMC para la fabricación de sus chips—, ambas empresas dejaron abierta la posibilidad de explorar ese terreno más adelante.
Para Intel, esta inversión representa un impulso financiero y estratégico tras años de dificultades. Para Nvidia, en cambio, es una manera de expandir su alcance hacia sectores clave y asegurar su papel como actor central en la próxima generación de dispositivos y soluciones de inteligencia artificial.