En solo cinco años, el número de satélites en órbita alrededor de la Tierra se ha multiplicado de 2 000 a 15 000, y se espera que para 2037 lleguen a 560 000.
Sin embargo, esta proliferación genera un problema: la luz reflejada por los satélites afecta el trabajo de los telescopios espaciales.
Un estudio del Centro de Investigaciones Ames de la NASA, dirigido por Alejandro S. Borlaff, advierte que si se mantienen los lanzamientos planeados, más de un tercio de las imágenes del telescopio Hubble podrían verse afectadas, y otros observatorios perderían hasta el 96 % de sus capturas.
El análisis, publicado en Nature, simuló la vista de cuatro telescopios en órbitas de entre 400 y 800 kilómetros: Hubble y SPHEREx (NASA), ARRAKIHS (ESA) y Xuntian (China).
Según los resultados, la luz de los satélites previstos —como Starlink, OneWeb, Astra y Guowang— afectaría alrededor del 39,6 % de las imágenes del Hubble y hasta el 96 % de las de los otros tres telescopios.
Además, estimaron que cada exposición podría registrar un promedio de 2,14 satélites en Hubble, 5,64 en SPHEREx, 69 en ARRAKIHS y 92 en Xuntian.
El estudio señala que, para reducir la contaminación lumínica y proteger la investigación astronómica, podría ser necesario limitar la cantidad de satélites lanzados o situarlos en órbitas más bajas que las de los telescopios. No obstante, esta medida podría tener efectos sobre la capa de ozono.
El trabajo subraya que, aunque los costos de lanzamiento han bajado y han impulsado la expansión de satélites, su impacto sobre la astronomía científica ha sido ampliamente subestimado.
