Un nuevo estudio publicado en Nature Aging reveló que hablar varios idiomas no solo amplía las oportunidades de comunicación, sino que también protege al cerebro del deterioro cognitivo asociado con la edad.
La investigación, realizada por un equipo internacional de científicos, analizó los datos de más de 86 mil personas de 27 países europeos y encontró que el multilingüismo está vinculado con una edad biológica y mental más joven.
El trabajo, realizado por un equipo internacional de neurocientíficos y lingüistas, utilizó un modelo de inteligencia artificial para comparar la edad cronológica de las personas con su “edad biológica”, medida a partir de factores como salud, educación, capacidad cognitiva y entorno socioeconómico.
Los resultados fueron claros: quienes hablan más de un idioma presentan un envejecimiento más lento y una mente más joven, mientras que el monolingüismo se asocia con un mayor riesgo de deterioro cognitivo.
“El multilingüismo actúa como un gimnasio mental, mantiene activas las redes cerebrales que controlan la memoria, la atención y la capacidad de concentración”, explicó el neurocientífico Jason Rothman, de la Universidad de Lancaster.
Según el neurocientífico chileno Hernán Hernández, coautor del estudio, esta investigación surgió tras analizar otros factores de riesgo global, como la contaminación o el nivel de democracia de los países.
“Sabíamos que el lenguaje influye en la manera en que envejecemos, y al combinar ambas líneas de estudio vimos una relación muy sólida: el cerebro de las personas multilingües parece envejecer más despacio”, explicó.
La neurocientífica Lucía Amoruso, del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje, destacó la magnitud del trabajo: “Hasta ahora, los estudios sobre los beneficios del bilingüismo eran pequeños y difíciles de replicar. En este caso, analizamos una muestra enorme y controlamos factores como educación, economía y migración, lo que da mucha solidez a los resultados”.
El cerebro como un “gimnasio mental”
Expertos ajenos al estudio, como el neurocientífico Jason Rothman, de la Universidad de Lancaster, señalan que hablar varios idiomas mantiene el cerebro activo y flexible.
“Cada vez que un bilingüe elige una palabra o cambia de idioma, activa y desactiva redes cerebrales relacionadas con la atención y la memoria. Es un entrenamiento constante, como si el cerebro estuviera en un gimnasio”, explicó.
Rothman añade que esta práctica fortalece las funciones ejecutivas —como la concentración, la memoria y la toma de decisiones—, las cuales suelen deteriorarse con el paso del tiempo. Además, a diferencia del ejercicio físico, el uso de los idiomas ocurre de forma continua, manteniendo las redes neuronales activas a lo largo del día.
Implicaciones para la salud pública
Los autores del estudio subrayan que promover el aprendizaje y uso de varios idiomas debería considerarse una estrategia de salud pública, al igual que fomentar la actividad física o una alimentación balanceada. “Aprender idiomas es una inversión en la salud cognitiva y en cómo envejecemos”, afirmó Amoruso.
En este sentido, los investigadores proponen que la enseñanza de lenguas extranjeras no se limite a la infancia, sino que se extienda a todas las etapas de la vida, como una herramienta efectiva para mantener el cerebro joven y activo.
En conclusión, el estudio aporta una evidencia sólida: cada idioma adicional no solo amplía la mente culturalmente, sino que también la fortalece biológicamente, actuando como una poderosa defensa frente al deterioro cognitivo y el envejecimiento mental.
