Un grupo de investigadores observó a las orcas residentes del sur —una población en peligro crítico con solo 74 individuos— usando hebras de alga laminaria para frotarse entre ellas en el mar de Salish, ubicado entre Estados Unidos y Canadá.
Este comportamiento, llamado "alga-ajuste" (allokelping), podría ayudar a exfoliar la piel o a fortalecer los lazos sociales, según un estudio publicado en Current Biology.
"Es el primer caso confirmado de cetáceos usando objetos como herramientas de aseo", explicó Michael Weiss, ecólogo del Centro de Investigación de Ballenas y autor principal del estudio.
Durante dos semanas, drones captaron 30 interacciones donde las orcas desprendían algas del fondo marino para frotarlas sobre sus cuerpos durante hasta 15 minutos.
Los científicos plantean dos posibles razones para este comportamiento: aliviar lesiones en la piel —ya que estas orcas presentan manchas grises crecientes— o que actúe como un ritual social, pues ocurre principalmente entre parientes o individuos de edad similar.
"Tienen vínculos estrechos y cerebros muy desarrollados; esto podría ser una expresión cultural", señaló Deborah Giles, experta en orcas de SeaDoc Society.
Este descubrimiento resalta la importancia de los bosques de algas, ecosistemas amenazados por el cambio climático y que también sirven de refugio a salmones juveniles, un alimento fundamental para las orcas.
"Podría explicar por qué siguen visitando la zona pese a la escasez de presas", sugirió Monika Wieland Shields del Instituto de Comportamiento de Orcas.
Sin el uso de cámaras aéreas, este comportamiento probablemente no se habría detectado.
"Los drones abrieron una ventana a interacciones submarinas que antes ignorábamos", dijo Janet Mann, ecóloga de la Universidad de Georgetown.
Philippa Brakes, de Whale and Dolphin Conservation, comparó el hallazgo con "el uso de herramientas en primates", destacando su valor para entender la evolución cultural en especies marinas.
Dado que las orcas residentes del sur están al borde de la extinción, este estudio refuerza la necesidad urgente de proteger tanto su hábitat como sus comportamientos únicos.
"No necesitamos encontrar una utilidad práctica; la conexión social ya justifica su importancia", concluyó Brakes.