El asteroide 2024 YR4, que inicialmente preocupó a científicos por su alta probabilidad de impactar contra la Tierra, ha sido descartado como amenaza para nuestro planeta, pero ahora tiene una posibilidad ligeramente mayor de chocar contra la Luna en diciembre de 2032.
Según una reciente actualización de la NASA, el riesgo de impacto con la Luna ha subido del 3,8% al 4,3%.
Este ajuste se hizo gracias a nuevas observaciones obtenidas por el Telescopio Espacial James Webb (JWST) en mayo, que permitieron afinar su trayectoria en un 20%. A pesar de este aumento, los expertos aseguran que una colisión con la Luna no tendría consecuencias graves.
Andy Rivkin, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, lidera el equipo que analizó los datos del JWST. Según explican, estos cambios en la probabilidad de impacto son normales a medida que se mejora la precisión de las mediciones. Incluso si el asteroide llegara a colisionar con la Luna, no modificaría su órbita.
El astrónomo Pawan Kumar, exinvestigador del Instituto Indio de Astrofísica, explicó que no hay motivos de alarma. Si algún fragmento del impacto llegara al espacio cercano a la Tierra, se desintegraría al entrar en la atmósfera.
Imagen ilustrativa tomada de perfil.com
El asteroide fue descubierto el 27 de diciembre de 2024 y tiene entre 53 y 67 metros de largo, similar al tamaño de un edificio de 10 pisos.
En sus primeras observaciones, generó preocupación por tener un 1,2% de probabilidad de chocar con la Tierra, cifra que luego subió hasta un 3,1%. Un impacto podría haber causado una explosión considerable, especialmente si hubiera ocurrido sobre zonas pobladas.
Sin embargo, nuevas mediciones realizadas entre enero y febrero redujeron significativamente el riesgo.
Para finales de febrero, la NASA anunció que la probabilidad de impacto con la Tierra había caído a solo 0,004%, lo que significa que no representa peligro alguno.
Los científicos creen que 2024 YR4 se originó en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter y poco a poco se fue acercando a una órbita cercana a la Tierra.
Actualmente está demasiado lejos para ser observado, pero será visible nuevamente en 2028. Esa será una nueva oportunidad para estudiar su forma, composición y trayectoria con mayor precisión.