Con la intención de encontrar nuevas moléculas que ayuden a controlar inflamaciones sin afectar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones, investigadoras del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizan estudios con secreciones de la rana Pachymedusa dacnicolor, una especie endémica de México también conocida como rana verde, rana cara de niño o rana de árbol mexicana.
“Nos enfocamos en péptidos con actividad dual: antimicrobiana e inmunomoduladora. Tenemos varios modelos, en particular para padecimientos de la piel como la psoriasis y la dermatitis atópica”, explicó Constance Auvynet en un comunicado emitido este domingo por la UNAM.
Junto con Yvonne Rosenstein, ambas del Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos del IBt, trabajan para desarrollar nuevas terapias que sean “seguros, efectivos y accesibles para combatir enfermedades inflamatorias e infecciosas”.
La rana que utilizan habita principalmente en el estado de Morelos y en la costa de Guerrero.
En su laboratorio también se está desarrollando un modelo para tratar la actinomicetona, una infección granulomatosa crónica provocada por bacterias como Nocardia brasilensis.
“Purificamos pequeños péptidos con diferentes funciones. Todos son antimicrobianos y muchos modulan la respuesta inmunológica, es decir, tienen un papel dual”, indicó Yvonne Rosenstein. Actualmente, el equipo se encuentra en la etapa de investigaciones biológicas, con la meta de avanzar a pruebas clínicas en el futuro.
Las investigadoras explicaron que estos péptidos son producidos por las glándulas de la piel de la rana, y pueden extraerse aplicando un estímulo eléctrico o presionando su piel. Además, contaron que el procedimiento es posible repetirlo cada 15 días, sin necesidad de sacrificar al animal.
Las muestras recolectadas atraviesan un proceso de purificación por cromatografía, donde se separan fracciones que contienen los péptidos utilizados en pruebas biológicas.
“Si se detectan datos interesantes se secuencia esa fracción para tener los péptidos”, indicaron.
Rosenstein recordó que en todas las culturas se han utilizado productos naturales, plantas y animales, como fuentes de medicamentos, o bien para alterar la conducta.
Imagen tomada de Amphibians and Reptiles – Mike Pingleton
En su artículo “Las ranas: de la medicina tradicional a nuevos fármacos”, publicado en la Revista Biotecnología en Movimiento, las investigadoras señalaron que en los mamíferos los péptidos se encuentran en cantidades mínimas, mientras que en los anfibios la piel produce una gran cantidad, permitiendo aislar suficiente material para analizar su composición y probar sus efectos medicinales desde un solo ejemplar.
También mencionaron que históricamente se han utilizado extractos de ranas por sus propiedades curativas, como su uso para favorecer la cicatrización de heridas.
Uno de los registros más antiguos proviene de los asirios (2000–1000 a.C.), donde se documenta el uso de bilis de rana mezclada con leche para tratar infecciones oculares.
En México, se sabe que desde la época prehispánica algunas comunidades han utilizado secreciones de ranas como remedios naturales.
Por ejemplo, poblaciones indígenas del Estado de México emplean aún hoy secreciones de la rana Tláloc (Lithobates tlaloci), endémica de la Cuenca de México, como tratamiento para la diabetes o la tos.
Hasta la fecha, se han aislado más de 400 péptidos con funciones diversas como neuromediadores, vasodilatadores, hormonas, factores de crecimiento, opioides, inmunomoduladores y antimicrobianos.