Un estudio conjunto entre la Universidad de Edimburgo, la Universidad de Columbia Británica y otras 49 instituciones, incluyendo el Instituto Botánico de Barcelona (IBB-CSIC-CMCNB), ha revelado que el Ártico se está calentando a un ritmo cuatro veces mayor que el promedio global.
Esta transformación está afectando profundamente uno de los ecosistemas más frágiles del planeta, evidenciado por un aumento notable en la proliferación de arbustos y gramíneas, mientras que las plantas con flores enfrentan dificultades para prosperar debido a la sombra de vegetación más alta.
La investigación, publicada en la revista Nature, señala que estos cambios en la vegetación no son simples ajustes, sino indicadores de transformaciones mucho más profundas que podrían impactar a las especies animales, las comunidades humanas y, a gran escala, el sistema global de regulación del carbono.
Según los investigadores, el cambio climático está alterando la estructura misma de la biodiversidad ártica, un proceso complejo que no sigue las predicciones tradicionales.
El trabajo se basa en el análisis de más de 42,000 observaciones en 2,174 parcelas ubicadas en distintas regiones del Ártico, como la tundra del Ártico canadiense, Svalbard y zonas de matorrales de Alaska, Canadá y Escandinavia.
A través de este esfuerzo, se ha creado una base de datos sobre la diversidad de plantas en el Ártico, crucial para entender los futuros cambios en estas zonas tan sensibles.
El principal motor de estos cambios parece ser el aumento de las temperaturas, junto con la competencia entre especies de plantas. Pep Serra, investigador del CSIC en el IBB, destaca que esta investigación desafía algunas de las predicciones más simplificadas sobre el impacto del cambio climático.
"Se asume que el aumento de la temperatura simplemente desplaza ecosistemas más cálidos hacia zonas frías. Sin embargo, en este caso no se produjo una borealización del Ártico, sino una reorganización de la biodiversidad a partir de especies ya existentes en la región", explicó.
Imagen ilustrativa de vegetación del ártico. / TeleFlor
Mariana García Criado, investigadora principal y autora del estudio, subraya que el Ártico es mucho más diverso de lo que comúnmente se piensa.
A pesar de su imagen como un desierto helado, la tundra ártica alberga una notable cantidad de especies vegetales, y las temperaturas más altas están trayendo nuevas especies.
Sin embargo, el predominio de los arbustos está reduciendo la biodiversidad en algunos lugares, alterando la composición de las comunidades vegetales de maneras impredecibles.
Por su parte, Isla Myers-Smith, profesora de las Universidades de Edimburgo y Columbia Británica, señala que el cambio climático en la tundra tiene un efecto más complejo de lo esperado.
Mientras que en algunos lugares el calentamiento ha aumentado la biodiversidad, en otros, la expansión de los arbustos ha tenido el efecto contrario, disminuyéndola.
"En conjunto, nuestro estudio indica que la biodiversidad puede seguir trayectorias divergentes en un Ártico que se calienta rápidamente", señaló.
Finalmente, Greg Henry, profesor emérito de la Universidad de Columbia Británica, enfatiza la importancia de seguir investigando el Ártico a largo plazo.
"Necesitamos investigar a largo plazo para comprender el Ártico, ya que el cambio de los ecosistemas empieza por las plantas. Cuando éstas cambian, todo las sigue, incluidos los animales del Ártico, las comunidades locales e indígenas y el ciclo global del carbono", concluyó.
Este estudio subraya la urgencia de entender y monitorear los cambios que se están produciendo en una de las regiones más vulnerables del planeta, cuyo impacto puede tener consecuencias globales.