Una fotografía inédita tomada por el telescopio James Webb ha permitido observar por primera vez las auroras en Neptuno, confirmando las sospechas de los astrónomos sobre este fenómeno.
Las auroras en Neptuno, que también ocurren en otros planetas como Júpiter, Saturno, Urano y la Tierra, se generan por la interacción de partículas solares con la atmósfera superior del planeta.
Los datos fueron capturados en junio de 2023 usando el espectrógrafo de infrarrojo cercano del telescopio Webb. Además de las imágenes, se obtuvo un espectro que permitió estudiar la composición y la temperatura de la ionosfera de Neptuno.
Entre los hallazgos más destacados se encuentra la presencia del catión trihidrógeno (H3+), un compuesto que se forma en las auroras, y que aparece en las imágenes como manchas brillantes de color cian.
Este descubrimiento será clave para entender mejor cómo las partículas solares afectan a los planetas a grandes distancias del Sol y cómo funcionan sus campos magnéticos.
A diferencia de otros planetas, las auroras de Neptuno no se localizan en los polos, sino a latitudes medias, lo que equivale a la latitud de América del Sur en la Tierra.
Esta distribución inusual de las auroras se debe a la inclinación del campo magnético de Neptuno, que está desviado 47 grados de su eje de rotación, un hallazgo realizado por la sonda Voyager 2 en 1989.
Además, se ha comprobado que las bajas temperaturas en la atmósfera de Neptuno influyen en la intensidad de las auroras, lo que podría explicar la dificultad de detectar este fenómeno en el pasado.
Los datos de la misión Voyager 2 ya habían sugerido que un enfriamiento repentino en la atmósfera podría alterar las condiciones para la formación de auroras.
Gracias al telescopio Webb, los científicos ahora tienen la oportunidad de estudiar con más detalle los límites del sistema solar.
Durante un ciclo solar de 11 años, se podrán monitorear las variaciones en el campo magnético de Neptuno y comprender mejor el comportamiento errático de su campo magnético.