Ciencia por México
Las abejas son la especie más popular entre los insectos polinizadores, no obstante, el trabajo de este bello y complejo mecanismo de reproducción de las plantas tiene a muchos héroes sin capa, algunos desestimados, otros más, vilipendiados. Por ejemplo, tenemos a las moscas y mosquitos, cuya mala fama por generar molestias entre los humanos nos hace despreciarlos. No obstante, algunas de sus especies están detrás de la polinización de árboles de cacao y mango, frutos imprescindibles en el paladar de dichos quejosos. Por lo tanto, es muy importante saber quiénes son estos polinizadores para así conservarlos.
La Dra. Lislie Solís Montero es experta en polinización y de este tipo de especies olvidadas. En el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) desarrolla su línea de investigación, necesaria para comprender este tipo de procesos ecológicos entre plantas e insectos.
“Cuando hablamos de polinización lo primero que nos viene a la mente son las abejas, porque son los polinizadores más abundantes y uno de los más importantes, ya que polinizan la mayoría de las plantas que conocemos con flores. Pero no son los únicos”, nos señala la investigadora por México.
El segundo polinizador en importancia después de las abejas, explica, son las moscas, que, si bien son asociadas con aversión, son vitales en la producción de mango Ataulfo, manjar originario de la región del Soconusco, Chiapas, donde la científica desempeña buena parte de su investigación. También están los mosquitos, haciendo su heroica labor con el cacao, acota, pero además hay otros polinizadores impopulares como las avispas, algunas de las cuales tienen predilección por el néctar de las flores y son capaces de polinizar cultivos. Menos olvidadas, agrega, están las mariposas, que, si bien son distinguibles, su contraparte nocturna no tiene el mismo reconocimiento, las polillas.
La Dra. Lislie Solís también estudia la polinización del cacao y el trabajo de los mosquitos de la familia Ceratopogonidae –del género Forcipomyia, mosquitos muy diminutos que tienen un tamaño menor a los tres milímetros–, cuyos machos se encargan de la polinización, aunque hay registro de que también lo hacen hembras, mayormente hematófagas. Su equipo ha encontrado que no sólo los mosquitos ceratopogónidos polinizan cacao, sino hay otras especies, como los cecidómidos. No todos son polinizadores, definitivamente hay unos que sí son hematófagos, pican y transmiten enfermedades, pero algunos otros realizan un importante papel de polinización.
Si bien éstos son los principales polinizadores, su escasez en la naturaleza hace pensar que deben haber otros mosquitos que no han sido identificados aún y que también polinizan el árbol de cacao. El Soconusco es una región muy interesante en la frontera sur de Chiapas, que durante la época prehispánica fue el principal productor de cacao, añade la científica, pero también es epicentro de la variedad de mango más popular de México y el mundo: el mango Ataulfo, que tiene un sabor, tamaño y forma característico y tiene como polinizador principal a las moscas, aunque se sabe que sus plantas también son visitadas por abejas. Lislie Solís ha estudiado el proceso de polinización de unas moscas silvestres llamadas sírfidos, popularmente conocidas como “moscas de las flores” y reciben este nombre porque les encanta probar el néctar.
El grupo de la Dra. Solis ha encontrado que estos sírfidos podrían ser importantes polinizadores del mango, incluso en la región se producen moscas domésticas (como las que hay en nuestras casas) para dicho fin y se liberan de forma masiva porque, lamentablemente, los polinizadores en el Soconusco son muy escasos debido al alto uso de insecticidas y pesticidas en la zona.
Esta es una de las principales amenazas que enfrentan moscas, mosquitos, polinizadores y fauna en general, pero también la pérdida de hábitat debido al crecimiento urbano. Otro más es el cambio climático, señala la experta. “Para nosotros el cambio climático es algo fuerte, entonces imagínate para los insectos, donde pequeñas variaciones en la temperatura pueden afectar todos sus ciclos biológicos, así como en las flores”.
¿Y por qué es tan importante saber quiénes son estos polinizadores y así conservarlos? “Porque gracias a ellos se forman los frutos y las semillas. Entonces, sin estos insectos no podríamos comer mango ni obtener el cacao que después consumiremos como chocolate”, puntualiza Solís Montero, quien en sus investigaciones trabaja estrechamente con los productores.
El camino de conservación, después de identificar a los polinizadores es cuidarlos. En el caso de los productores, su contribución vendrá al no aplicar excesivamente los pesticidas usados para plagas que llegan a tener los cultivos y que mata a los polinizadores de forma directa.
Una acción más en la conservación es fomentar la crianza de polinizadores y el servicio de la polinización en las huertas. Con las abejas es un poco más sencillo porque ya existe la apicultura, en la que el insecto se puede criar e introducir a los huertos. Así ha ocurrido en la región con la polinización de la planta de rambután y abejas sin aguijón, un caso de éxito que logró el Dr. Miguel Guzmán.
En el caso de los mosquitos, es un proceso de reproducción más complejo, pero se pueden aplicar estrategias de acumulación de agua para proteger las larvas. En el caso de las moscas, existe ya la cría masiva, pero son moscas domésticas, por lo que en el futuro sería ideal generar crías silvestres y así tener una alternativa para incrementar este servicio en las huertas.
Llevar a cabo esta tercera activación de conservación es el objetivo futuro de la investigación de Lislie Solís. Tras una década de estudio, apunta, apenas han comenzado a conocer quiénes son los polinizadores y dónde están. “Esperemos que en el futuro podamos llevar a cabo esta investigación de manera más aplicada y seguir trabajando con los productores estrechamente”.