Recientemente hemos escuchado en las noticias que existen varios productos de consumo alimenticio que llevan la marca de “Bienestar”. Por ejemplo, el Chocolate del Bienestar es un producto que causó controversia por su venta en las escuelas y que es incongruente con los nuevos programas de salud en nuestro país, donde la idea es retirar alimentos “chatarra” y así evitar su consumo en la población infantil. Si bien el Chocolate del Bienestar tiene 3 sellos negros (exceso de azúcares, de calorías y de grasas saturadas) [1], el gobierno permitirá su venta en las escuelas, argumentando que, a pesar de dicho etiquetado, “tiene poquita azúcar”.
En México, a través de la Secretaría del Bienestar existen varias iniciativas gubernamentales para el bienestar social y económico, en el caso de los alimentos, es a través de las "Tiendas del Bienestar" y como parte del área "Alimentación para el Bienestar". Esto es el resultado de la fusión entre SEGALMEX (Seguridad Alimentaria Mexicana), un organismo descentralizado, sectorizado a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), y DICONSA S.A de C.V., que es una empresa con una red de abasto rural de la cual mencionaré más adelante. En las Tiendas del Bienestar (que sustituyen a las tiendas DICONSA), se venden alimentos de la canasta básica, artículos de higiene personal, productos de limpieza y otros bienes esenciales, ofrecidos a precios accesibles. A través del programa “Transformación para el Bienestar” se realiza la compra directa, sin intermediarios, a pequeñas y pequeños productores, o al menos esa es la idea. Hasta ahora, los productos con la marca Bienestar disponibles son café, frijol, chocolate, miel, maíz y leche.
Mi pregunta es: ¿el comercio y venta de estos alimentos es responsabilidad o trabajo del gobierno? Según la historia, no es la primera vez que en México el gobierno vende alimentos directamente. Entre las décadas de 1930 a 1990 (época del PRI) lo hizo y en 1961 se estableció la CONASUPO (Compañía Nacional de Subsistencias Populares), que fue una empresa paraestatal que compraba, almacenaba y vendía alimentos básicos para garantizar abasto y precios accesibles. En lo personal, recuerdo muy bien tanto la marca como a la empresa, y en particular la leche que comercializaba, aunque su objetivo era garantizar el abasto y la regulación especialmente del maíz, para asegurar el acceso a la alimentación de los sectores más vulnerables de la población. Muchas personas que crecimos en los años 1980s recordamos sus programas de apoyo alimentario como los famosos "Tortivales" y "Tortibonos", que proporcionaban tortillas gratuitas o a precios subsidiados a familias de bajos ingresos, cuya idea era mejorar la nutrición en comunidades marginadas. Dentro de los supuestos logros de la CONASUPO está la implementación de programas que aumentaron el consumo de alimentos en los sectores más pobres del país, principalmente a través de subsidios generalizados y distributivos. También se estableció una amplia red de tiendas comunitarias que ofrecían productos de la canasta básica a precios accesibles, facilitando el acceso a alimentos en zonas urbanas y rurales. Finalmente, trató de fomentar a la producción nacional a través de la compra de productos agrícolas a pequeños agricultores, con precios garantizados e incentivando la producción local, que en teoría contribuiría a la autosuficiencia alimentaria. ¿Nos suenan familiar todo ésto?
Podemos realizar un análisis breve en retrospectiva para ver cuál fue el balance de esta empresa paraestatal. Por ejemplo, las ineficiencias operativas que tuvo la CONASUPO, como su burocracia y pobre gestión durante 30 años, la llevó a pérdidas económicas y cuestionamientos sobre sus operaciones. También la falta de focalización en los subsidios hizo que sectores que no estaban en situación de vulnerabilidad se beneficiaran, lo que generaba distorsiones en el mercado y un uso ineficiente de los recursos públicos. Pero lo peor fue el escándalo entre 1986 y 1987, cuando la CONASUPO importó leche en polvo radioactiva, contaminada con Cesio-137, tras el accidente de Chernóbil [2]. La desaparición de la CONASUPO en 1999 y su transición a LICONSA y DICONSA se enfocó a la distribución de leche y productos básicos, respectivamente. Este punto marcó una nueva era, donde se reducía el papel del Estado en la economía.
Con estos antecedentes podríamos concluir que el gobierno no resolverá el problema de la seguridad ni la autosuficiencia alimentaria distribuyendo o vendiendo alimentos. En una economía moderna, con el tipo de mercado en el que actualmente se encuentra México, no tiene sentido ni es una solución. El gobierno debe ser un facilitador que incentive que las empresas privadas produzcan alimentos de calidad, en cantidad suficiente y a buen precio. También debe ser un regulador que asegure que haya competencia justa, que los alimentos sean seguros y que promueva leyes que protejan a los consumidores y productores de prácticas abusivas. Finalmente, debe de corregir las fallas de mercado, por ejemplo, si un alimento es demasiado caro o escaso, puede intervenir mediante subsidios, compras públicas, reservas estratégicas o apoyos sociales.
El problema de que el gobierno produzca y venda es que suele ser ineficiente, costoso y susceptible a corrupción o uso político (reparto clientelar, favoritismos, mal manejo financiero, etc.). Hay excepciones donde se puede justificar que el Estado participe directamente, como en alguna emergencia (guerra, hambruna o desastres naturales), o cuando la iniciativa privada no puede o no quiere operar, por falta de rentabilidad o riesgo alto. Todo esto siempre de manera temporal y bajo un marco de transparencia y auditorías muy estrictas. Sin embargo, “Alimentación para el Bienestar”, que es la nueva área dentro de la Secretaría del Bienestar que maneja la marca Bienestar, hereda todos los escándalos que tenía SEGALMEX, ya que hasta ahora hay 156 denuncias presentadas por actos de corrupción y desvío de 2,700 millones de pesos [3]. La historia ya nos enseñó que no es buena idea que el gobierno se involucre directamente en la venta de alimentos y que tampoco abona a la distancia que debe mantener un gobierno para no caer en el uso político de los programas y el reparto clientelar.
[1] https://www.milenio.com/politica/comunidad/chocolate-bienestar-que-dice-leyendas-frases-etiquetado
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Compa%C3%B1%C3%ADa_Nacional_de_Subsistencias_Populares
[3] https://politica.expansion.mx/mexico/2024/09/17/segalmex-que-es-claves-desfalco