No hay mañana. A estas alturas ya el producto de sus respectivos esfuerzos -en lo que se refiere a los candidatos por la gubernatura del estado- está dado, sólo hay que esperar la verdadera encuesta, esa que no falla: el resultado de las votaciones del próximo domingo primero de julio.
Ahora todo el esfuerzo está siendo orientado al diseño de estrategias, porque no sólo basta con haber tratado de atraer el mayor número de ciudadanos con edad de votar, hay que estar seguros de que el mayor número de éstos, si es posible todos, salgan a depositar su sufragio, porque un elevado porcentaje se queda en casa y no cumple con este compromiso.
Esa es una tarea titánica y en buena parte representa para los partidos y candidatos la posibilidad de ganar o perder. Es decir, sin una buena operatividad, aún teniendo algunos puntos de ventaja ante el más cercano perseguidor, el triunfo se puede caer, eso es claro, ya no digamos el contar con representantes de casillas al 100 por ciento.
Tenemos frescos los resultados de las elecciones para gobernador en el Estado de México. Aquí los priistas se despacharon con cuchara grande, porque en amplias zonas de aquella entidad ni PAN ni PRD pudieron cuidar sus casillas y les metieron goles por todas partes, eso se tendrá que observar muy de cerca aquí.
Ya se habla de que algunos de los contendientes vienen solicitando refuerzos a estados vecinos para que les envíen recursos humanos a fin de desarrollar actividades poco legales durante la jornada electoral. Eso tampoco es nuevo, se ha presentado de manera reiterada en contiendas anteriores.
No basta pues una campaña intensa y extenuante para estar del otro lado, son muchas cosas y cabos sueltos más que se deben amarrar para darle la vuelta completa al círculo y es ese día final cuando el trabajo que despliegan las fuerzas político-electorales es realmente gigantesco.
¿Cómo llega cada partido a esta fase? Seguimos percibiendo que son PRI y PRD los que más instrumentos de lucha tienen para ponerlos en práctica ese día. El PAN se aprecia algo desorganizado y con menos estructura que los otros, a menos que de última hora saque la casta, pero se nos antoja una reacción tardía.
Y como es lógico, para todo se requiere capital económico y humano, en ese sentido se ve a tricolores y amarillos más o menos armados y decididos a dar una auténtica lucha por lograr cada uno sus objetivos.
Pero sin importar cuál de los dos bandos se levante con la victoria, damos por hecho que Morelos, como el país, entrará en una nueva administración de alternancia, porque la derecha, local y nacionalmente parece estar bajando los brazos anticipadamente.
De la manera que sea, todavía nos encontramos inmersos en un entorno electoral bastante interesante. Ha sido una experiencia extraordinaria que nos enseña cómo el pueblo va cambiando de parecer y empuja a decisiones inesperadas en materia de elección de autoridades.
Cualquiera que sea la salida, entraremos en terrenos novedosos y de experimentación por parte de los nuevos actores de la política nacional. Nuestra esperanza y deseo es que sea para bien del estado y de la nación, porque parece que hay momentos en los que ya no vemos la salida a tanto problema que enfrentamos.
Cada seis años es lo mismo, la mayor parte de la sociedad que enfrenta graves problemas en su economía sueña con un estado y una nación mejor, aquella que le brinde por lo menos la oportunidad de contar con un trabajo. El esfuerzo es lo de menos, el asunto es que no hay oportunidades y eso a las nuevas generaciones les pega todavía más fuerte.
Ni siquiera basta estar preparado, contar con alguna profesión. Simplemente no hay chamba y cunde la desesperación. Algunos jóvenes acaban en brazos de la delincuencia, porque no hubo otra salida. Eso es lo que tendremos que cambiar juntos, autoridades y gobernados, pero en muchas cosas cada vez estamos peor.
Por todo eso lucha la gente, cada tres años en la elección de autoridades locales como alcaldes y diputados se intenta mejorar el entorno cercano, pero cada seis años, cuando se juega la gubernatura y la Presidencia de la República, las cosas se ponen mucho más interesantes, porque nos jugamos el futuro.
En esta ocasión no es diferente, cada quien toma partido y le apuesta a una oferta electoral, aunque muchas de las veces sea engañado por dobles discursos y a la hora de la verdad acabe en la decepción y buscando nuevas opciones. Por eso el permanente cambio de tendencias entre los aspirantes.
Hace 12 años la ola se fue por la derecha, era el PAN quien traía los dados cargados a su favor. En el 2006, los que tenían todo a su favor eran los de la izquierda, ahora las mayores posibilidades las trae el PRI y son los panistas quienes parecen ir de retirada. El pueblo espera resultados, pero las cosas no les salieron bien y pagarán la factura, sobre todo por lo referente a justicia y seguridad, aunque tampoco en materia de empleo se dieron muy bien las cosas.