Sí se logró por lo menos ampliar las áreas para la convivencia familiar, pero sin lugar a dudas, lo más significativo fue que por lo menos hasta ahora, decenas de comerciantes ambulantes que habían convertido el lugar en un tianguis de mal gusto, debieron ser reubicados.

No estaremos nunca en contra de que se les dé la oportunidad a familias que no tienen trabajo, de ejercer el comercio como una forma de sobrevivencia económica; sin embargo no puede ser a costo de la invasión de áreas de uso público y común, como suele ocurrir en la mayoría de parques y jardines en cualquier ciudad del estado.

Pues el propósito es continuar con esa tarea a fin de seguir recuperando la dignidad en la vía pública, sin embargo el régimen estatal está obligado a combatir a grupos y organizaciones que con presuntos apoyos gubernamentales, han venido ofreciendo protección a esos ambulantes, a fin de que hagan de las suyas donde se les antoje.

Nos referimos al Nuevo Grupo Sindical, dirigido por Bulmaro Hernández Juárez y que ha ampliado sus influencias y negocios a partir de la alternancia panista en el 2000 y actualmente sigue controlando extensas zonas metropolitanas, abonando en el caso y el desorden.

Si bien es cierto que la mayoría de quienes comercializaban en Plaza de Armas debieron buscar nuevo lugar, un considerable número de éstos logró mantenerse en la periferia, precisamente amparados en las siglas del NGS, aunque claro, eso no es gratuito, deben pagar una cuota semanal para poder tener el amparo de quienes rebasan los límites de la decencia, porque cuando las condiciones así lo demandan, los cabecillas se hacen acompañar de una pandilla de golpeadores a sueldo, con los que amedrentan o agreden a quienes se oponen a sus intereses.

Son pues grupos de choque como los que operan en la Ciudad de México y que más que eso, son mafias que incluso suelen enfrentar al poder público, desafiando las normas y el orden establecido, aunque para tal efecto, sí requieren del “apadrinamiento” de alguna figura gubernamental, como parece ser el caso.

Pero esa es sólo una de muchas facetas mediante las cuales se conduce dicho grupo, en unos cuantos años han logrado amasar millones de pesos, porque lo mismo protegen y amparan a grupos de transportistas, ya sea taxistas o de camiones de carga, que disputan contratos de obra pública al interior de la entidad.

Son quienes han contado con la preferencia de las autoridades en turno para esos convenios y hablamos de grandes proyectos, como la ampliación del tramo de autopista La Pera-Cuautla, incluso la autopista Siglo XXI o el paso exprés en Cuernavaca, porque meten la mano en todos lados.

Ese tipo de organizaciones deben comenzar a ser controladas y obligadas a respetar la ley y en lo que al Centro Histórico se refiere, pues serán el principal obstáculo frente a los fines oficiales. En esta siguiente fase, se habla de una mejora de fachadas en el primer cuadro de la capital, reforzar las medidas de seguridad, porque el comercio establecido se sigue quejando de un abandono en esa materia que le causa pérdidas cuantiosas, así como de un reordenamiento de toda clase de anuncios y promocionales que a veces obstaculizan la visibilidad.

Por las razones y motivos que sean, y con la complicidad de autoridades desde hace muchos años, Cuernavaca empezó a perder brillo, sobre todo en el centro, porque las áreas públicas y jardines se transformaron, como le decíamos, es un espacio comercial de mal gusto, pero además en la mayoría de sus pasillos operaba la prostitución y la indecencia a cualquier hora del día, además de que por las tardes y noches aquello era un sanitario público, nadie vigilaba esas cosas.

Ya la situación cambió un poco, pero todavía hace falta demasiado como para que la capital estatal pueda ser competitiva en una vocación natural que ha sido desperdiciada: la turística, porque dadas sus condiciones, lo único que daba era pena ver aquel estado de cosas, sobre todo con los visitantes extranjeros.

Pero avanzar en ese sentido requerirá de enfrentar a los grupos de los que hacíamos referencia, el NGS que sigue peleando el control de sindicatos como en el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC), así sea con un reducido número de afiliados.

No está mal el proyecto en proceso, aunque se siguen retrasando los tiempos, hace mucho se habló de una inversión considerable a fin de instalar colectores para sanear parte de la barranca de Amanalco, donde se descargan aguas negras, pero las acciones avanzan bastante lentas.

Para la actual administración este año es crucial, lo que no se logre realizar durante el 2017, ya quedará pendiente para otro gobierno, el proceso electoral hacia el 2018 pronto comenzará a desbordarse y con ello obligar a que autoridades y ciudadanos pongan los ojos hacia el futuro inmediato.

Sí urge darle otro empujoncito al primer cuadro para recuperar vitalidad, porque la economía de quienes cuentan con algún negocio en esa parte de la ciudad, está muy desgastada, llevan mucho tiempo siendo víctimas de plantones, marchas, bloqueos de la circulación vial, a costa de la merma de sus ventas.

Como que es justo que se les retribuya un poco con inversión pública capaz de mejorar el flujo turístico, que es el sustento de los prestadores de servicio y comerciantes fijos, que por cierto, pagan sus impuestos y están al corriente en todo, mientras aquellos que están siendo protegidos por el NGS no lo hacen, convirtiéndose en una competencia desleal.

Mucho se ha hablado de la necesidad de enviar hacia derroteros más alejados del centro a las líneas de transporte colectivo que son un conflicto permanente en la región. No ha sido posible, hay demasiada resistencia de los permisionarios, que tampoco suelen ser muy dados a colaborar con el desarrollo, a menos que sea el suyo personal, pero eso sería interesante para ampliar los espacios peatonales.