Recordemos que el año pasado se llevaron enterita una zona arqueológica. El video en el que se ve a la maquinaria arrasando las construcciones antiguas sigue en la red para vergüenza nuestra.
Y eso fue lo de menos, porque el mayor daño se hizo al sistema de riego de numerosos ejidos, que vieron como sus canales y sifones se quedaban sin arreglar a pesar de las promesas de que tendrían que reconstruirse.
No extraña que cada tanto diversos grupos campesinos obstruyan las obras en cualquier de los puntos del trazado.
Sin embargo, al final de cuentas la carretera quedará. Y si nos descuidamos, poco provecho podremos sacarle en Morelos a pesar de lo costoso que ha resultado su edificación.
¿Será que el precio de la modernidad siempre debe pagarse a esos niveles?