La reunión bilateral entre los gobiernos de México y Estados Unidos debió dejar un buen sabor de boca en la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, pues, de entrada, en el comunicado conjunto emitido tras la reunión con el secretario de Estado, Marco Rubio, aparecen conceptos que —del lado mexicano— se han enarbolado de manera constante, como son: el respeto a la soberanía y a la integridad territorial, y también el reconocimiento de que en materia de seguridad debe haber una responsabilidad compartida.
Sin embargo, faltará ver qué tanto de lo que ahí se plasmó realmente se llevará a cabo, pues el gobierno que encabeza Donald Trump no se precia de respetar de manera cabal los acuerdos, y menos en temas de seguridad y migración.
Si esta reunión logra que por lo menos se frenen los constantes acosos venidos del vecino país del norte —que sugieren una especie de intervención militar en suelo mexicano para combatir al crimen organizado—, el Gobierno de México ya habrá ganado, pues con ello también se detendría la andanada de peticiones de la oposición que clama por ello. Tan es así que ayer, cuando Marco Rubio salió de Palacio Nacional, un grupo de manifestantes lanzó gritos de “¡SOS!”. ¿Casualidad?