Son desalentadoras las evidencias recientes en el país de censura a la crítica hacia el sistema político en el poder. Es paulatino el avance desde las leyes y las instituciones del Estado de una maquinaria de control sobre las opiniones de disidencia en relación con actos y figuras del partido oficial.
Una sociedad amordazada es un camino hacia absolutismos que no se significan en estados de bienestar, según lo muestra la historia.
Expresiones ciudadanas o periodísticas son acalladas ya mediante instrumentos de coacción que se van incrustando en las leyes en un ritmo vertiginoso.
Los tres Poderes en línea con un régimen dejan una vida pública sin contrapesos en una autocracia no deseada.