Sociedad
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Malestar en Tepoztlán por versiones oficiales sobre combate al fuego

Vecinos reiteran que hubo negligencia oficial, que los daños son mayores a los admitidos y que la participación civil fue importante para combatir el fuego

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El incendio forestal en Tepoztlán fue controlado, pero la inconformidad de pobladores no se apaga. Señalan que se deben deslindar responsabilidades, cuando menos por omisión. Exigen resultados y definiciones claras para que no vuelva a ocurrir algo similar y demandan el merecido reconocimiento por su labor en atacar el siniestro sin mayor apoyo oficial. Queda clara la indignación de habitantes por la pretendida minimización del daño ambiental y lo que califican como "simulación para la foto". Es innegable el daño y la temporada de siniestros de éste tipo, ni siquiera ha terminado.

En la opinión de comuneros, organizaciones civiles, autoridades municipales, brigadistas comunitarios y habitantes de los pueblos, no se debe olvidar. Mientras no se reconozca que hubo una respuesta tardía y la falta de apoyos, con estrategias a largo plazo, estará latente la condena de que se repita esta contingencia. La temporada de incendios continúa. En éste mismo año, las previsiones del Servicio Meteorológico Nacional apuntan que en éste 2016 podrían presentarse desastres naturales por el fenómeno de "El Niño".

El reporte del comité de voceros que se organizó ante la presión de medios de comunicación y sociedad, indica hasta la tarde de éste domingo que : 

Voces de la comunidad

Pero voces de la comunidad hablan de una versión distinta en cuanto a la superficie afectada y sobre el tiempo de respuesta y hay quienes sospechan hasta de un interés oscuro detrás de los conflictos ambientales que se han registrado en los últimos años en esa zona. 

Víctor Tijera Demesa, trabajador  del área de protección ambiental del ayuntamiento de Tepoztlán, señaló que en una estimación preliminar con comuneros, la afectación fue de al menos 400 hectáreas, es decir casi el doble de lo que indica la versión gubernamental. Las dependencias dan la cifra que consideran prudente,  "porque dicen que ellos son los que manejan el satélite y todo eso, dan el dato que se reconoce oficialmente". 

Desde el pasado viernes la Secretaría de Desarrollo Sustentable reportaba como área afectada 244 hectáreas. 

Pero no fue un incendio más, se trata del Parque Nacional el Tepozteco, de la reserva del Chichinautzin, una zona protegida por su importancia en el equilibrio ecológico. 

Respuesta tardía

El incendio comenzó desde el martes 5 de abril por la tarde. Desde ese momento se dio aviso a las autoridades del ayuntamiento. Conocedores del terreno y las características del lugar, pues cada año se presentan incidentes de éste tipo, se dio parte a las instancias estatales.

 Enviaron brigadas que estuvieron en el lugar trabajando en brechas corta fuego, pero desde el medio día del 6 de abril se alertó que las llamas estaban en cañadas y en riscos donde no podrían acceder. Se pidió combate aéreo. 

Para la madrugada del jueves, el fuego se extendió al cerro de La Luz y las alarmas en las redes sociales se expandían como las llamas. con imágenes reproducidas múltiples veces de la conflagración avanzando hacia la zona poblada. Habitantes de San Juan Tlacotenco y Santo Domingo narraron que vivieron momentos de terror al ver la rapidez con que corría el intenso color rojo  en dirección a sus hogares. 

Itandehui Castañeda Demesa, del Frente Juvenil en Defensa de Tepoztlán, señaló que el incendio -como lo declaró el gobernador Graco Ramírez-  inició por una quema agrícola, "aunque él dice que esta prohibido,  la gente de esa zona de eso subsiste, del cultivo. El señor al que acusan de haber iniciado el incendio avisó a la presidencia municipal desde que comenzó, pero los funcionarios no actuaron a su debido tiempo".

Itandehuy Castañeda Demesa, Frente Juvenil en Defensa de Tepoztlán.

"No es culpa del campesino, sino de (las) autoridades, a la persona que se le fue el fuego es muy humilde, no podría pagar cantidades estratosféricas, son millones, es una incongruencia. Las autoridades estatales, los asesores, colaboradores, sabían porque se estuvo dando aviso por redes sociales de lo ocurrido, pero el gobernador hizo caso omiso, dijo que era necesario esperar  tres días para activar el estado de emergencia".

Castañeda Demesa aseveró  que si se trata de buscar culpables, entonces "se debería aplicar la justicia contra quienes no actuaron a tiempo para autorizar esos vuelos aéreos porque ya estaban las brigadas de la Comisión Nacional Forestal y confirmaron lo dicho por los brigadistas locales.

Desde el punto de vista de dicha agrupación civil,  el argumento de que no había recursos para actuar con mayor eficacia y oportunidad tampoco es válido. "Sabemos por experiencia de otros incendios de los años pasados que sí hay recursos para este tipo de emergencia, hay dinero que se destina a comuneros impuestos por Graco, que son millonarios.

Consideran que si el burocratismo no permitió hacer uso de inmediato de helicópteros oficiales, se debió rentar algún servicio particular. El Frente ahora demanda que se rindan cuentas claras de cuánto dinero hay en el presupuesto para este tipo de contingencias y cuánto dicen que gastaron, con comprobantes de por medio. 

Daño a la fauna

En su momento, el secretario de Desarrollo Sustentable Topiltzin Contreras Mac Beath declaró que la afectación a la fauna no fue mayor, porque los animales cuando hay un incendio huyen del lugar, se desplazan a otras zonas.

No obstante, brigadistas de los pueblos de San Juan Tlacotenco y de Santo Domingo dan testimonio de haber visto animales muertos, desde zorros hasta venados lesionados, así como aves,  tejones y ardillas. Sobre todo las crías de aves que no lograron escapar.

Un incendio mucho más dramático que los de años anteriores

Roberto Robles Quiroz, vecino del barrio de Santo Domingo de Guzmán,  calificó éste siniestro como "uno mucho más drámático". Aunque cada año hay incendios en Tepoztlán,  éste fue uno de los más grandes pero sobre todo el que más rápido se propagó. "En tres horas prácticamente se quemó media cordillera norte. En los incendios de hace cuatro años, que fueron grandes, avanzó el fuego en cuatro días, ésta vez en tres horas llegó desde Santo Domingo Ocotitlán, San Juan Tlacotenco y el barrio de Santo Domingo hasta las faldas del cerro". 

La primer noche, los lugareños corrieron a rescatar a los venados del santuario que tienen en el lugar. Al tocar las campanas, la población se lanzó a la montaña a dar protección a esos ejemplares. 

"Si Topiltzin Contreras está diciendo que no hubo daño grave a la fauna debería renunciar. Es una aberración, es el incendio más violento que hemos visto aquí en 20 años. Hubo personas que sí estuvieron en el lugar, no como el secretario que estuvo en su oficina, y dan testimonio de haber visto tejones, conejos, serpientes, aves y sobre todo mamíferos chicos (no gatos monteses como los que hay ahí) pero sí los pequeños, que estuvieron calcinados. El área que se quemó es justo de las que tienen la mayor diversidad de fauna endémica, es indignante lo que dice". 

Al paso del tiempo los árboles se regeneran, pero nuestro reclamo es la reacción tardía, aseguró. "E incluso ante su inmovilidad, todavía desalentaban la participación de la gente. Personal de Protección Civil  de Tepoztlán el mismo Graco en sus cuentas de redes sociales decían que todo estaba bajo control y que no era necesaria la participación de la gente, pero de nos ser por la población, no se habría logrado contener".

Fundamental participación de voluntarios

 

Una de las molestias más sentidas de la comunidad es que consideran que en las versiones que se han hecho públicas, (y no hay una sola declaración gubernamental de su reconocimiento) es que no se admita la importante labor de las y los voluntarios. 

Aceptan que para entrar a combatir el fuego se necesita de capacitación para reducir el riesgo. Pero argumentan que en casos como éste la gente de la montaña es quien mejor conoce las brechas, los caminos, entradaa, dónde hay agua... y de manera histórica han ido a combatir los incendios. "No se niega que se necesiten más cursos o de forma profesional, pero no es suficiente lo que pueda hacer Conafor o Protección Civil. Incluso por una cuestión de sensibilización es importante que la gente se organice y actúe en defensa de su bosque". 

"Algunos nomás se colgaron el trabajo para la foto"

Ahí en la montaña, donde aún huele a madera quemada, donde las cenizas se levantan con los vientos, se mezcla la tristeza de lo perdido con la sensación de injusticia por ver que otros se cuelgan los mérito de un pueblo. 

Abundan expresiones y testimonios como el de Gerardo Quiroz Flores, del grupo Frentes Unidos en Defensa del Territorio, quien participó como brigadista voluntario en el cerro de La Luz. "Estuvimos como 24 horas ahí, no continuas pero si acumuladas. Ya el viernes en la parte final, en el cerro de Achichipico estuvimos en la falda del cerro, para evitar que se pasaran las llamas. 

Ya estaban regresando las brigadas de Los Tejones, Las Iguanas, los soldados, y quedaba como rescoldo de la última parte que estaba encendida. Eramos unos diez chavos, que subimos a intentar apagarlo.  Ya estábamos muy cansados, cuando estábamos a punto de controlarlo, llegó gente de Protección Civil y nos dijeron que no podíamos estar ahí porque iban a llegar las descargas de agua de los helicópteros, pero ya (lo) habíamos vivido en la montaña arriba, nos cayó el agua varias veces y no nos importó".

"Cuando Graco dijo que el fuego estaba controlado al cien por ciento eso nos enojó más porque era mentira". Estábamos trabajando para evitar que se extendiera, pero en ese punto Protección Civil, como autoritarios, nos obligaron a retirar cuando llevábamos muchas horas y jamás los habíamos visto, ni siquiera estaban sudados. Ya se había hecho una brecha corta-fuego. Después, ellos se tomaron las fotografías en esa brecha que hicimos nosotros, diciendo que ellos lo habían trabajado. Aquí los chavos se prenden, y nuestro trabajo ellos lo simulan, cuando eran muy pocos. "Nos quedamos con esa cosa de coraje dentro porque sin la gente del pueblo no se habría podido controlar".

El número de voluntarios que atacaron el fuego es incontable porque llegaron al lugar jóvenes de Yautepec, Cuautla, Tlalnepantla, de Cuernavaca de la Ciudad de México, de Puebla... fue una ayuda espontanea, mucha movilidad, es imposible tener un dato de la cantidad de personas que subían por algunas o por muchas horas. "No había registros, había voluntad", sostiene. 

Paula Inés Ayala Ferrada, habitante de Tepoztlán, nacida ahí hace varias décadas, sostiene que  "no es verdad que sólo los de sus brigadas trabajaron. Había de todo, somos las cocineras del pueblo, estamos preparando alimento,  ayudando con comida para todos, incluso a los que trajeron de gobierno. La gente colabora porque sabe que los recursos no llegan, aquí se quedan con ese dinero. 

Paula Ayala, encargadas de ayudar con la comida.

Aun en el puesto de acopio de agua, medicinas, naranjas, alimentos, las mujeres narran que los donadores llegaron con picos, palas, botas, y otras cosas que saben que la gente necesita. "No es verdad lo que dijo el gobierno de que ellos tenían de todo y hasta cocineros, porque la gente de acá, la que también estuvo ahí arriesgando, puso hasta de su dinero", sostienen. 

Comentaron que con los recursos donados no perecederos prepararán paquetes como botiquines, que se dejarán a quienes son voluntarios, para los siguientes incendios forestales, "porque ésto no ha acabado éste año". 

Encima de ésta realidad de impotencia para los tepoztecos, funcionarios estatales en reiteradas ocasiones negaron que fuese necesaria la ayuda. ya que sostenían que las brigadas contaban con todo lo necesario y pidieron que no se llevara nada más al lugar.

Los funcionarios argumentaban desde el viernes por la mañana que no había necesidad de aportaciones civiles, pese a los llamados que hacían grupos organizados a través de las redes sociales. Argumentaron que sólo debían participar en el combate al fuego quienes estuvieran realmente capacitados, o de lo contrario habría mayor riesgo de daños humanos. 

"Acá no conocen, hubo quejas porque hasta lo empeoraron"

Pedro Sandoval Alvarado, integrante del grupo Vigilantes del Chichinautzin, brigadista voluntario, señaló que en el pueblo de San Juan Ocotiltán había inconformidad entre los pobladores: "nuestra inconformidad es por varias cosas. Mucha gente está molesta porque el gobierno, claro que ayudó, pero a las comunidades no las toma en cuenta, es lo que el pueblo protesta, en las noticias le dieron mucho crédito a las autoridades, ellos dicen que extinguió el fuego sólo con brigadas de Conafor y otras dependencias, pero no le dan el mérito al pueblo, sólo dicen brigadas".

Pedro Sandoval, voluntario.

Narró que pese a la intención de inhibir la participación de los lugareños, su intervención fue importante para que no se agravara, pues la experiencia no se puede dejar de lado.  "Otros están molestos porque los que vienen no conocen aquí, llegaron los de Conafor y metieron contrafuego; ya estaban las brechas cortafuego y a esta hora del día no conviene porque ese que meten para que los fuegos se encuentren pero aquí eso no funciona, cuando el aire esta caliente se corre, no mejora".

"Los de Conafor lo hicieron en parajes de San Gerónimo, Maninalapa, el viernes todavía por la parte conocida como la  tierra amarilla, pero rápido lo exinguieron. En lugar de ayudar sale peor".

"Acá con lo que podemos, rastrillos picos, machetes escobas, arañas de metal, trabajamos en ir quitando la hoja seca, con palas se echa la tierra encima, se necesitan hachas, machetes, luego no tenemos herramienta, nos decían que en Teoztlán llegó mucha herramienta en el zócalo, pero nadie sabe dónde quedó eso, nunca llegó acá a San Juan". 

Además dijeron en la televisión que a todos se les pagaba, eso no es cierto; hay algunas que sí, pero a los civiles nadie les paga, los voluntarios nada. Hay grupos que sí tienen un salario, pero no son muchos, son de 12 personas máximo 15.

"Lo cierto es que ahora fueron muchísimos, no podríamos saber cuántos, en la parte que estuve había como cien personas y la lumbre se veía desde Meztitla hasta La Cruz, había gente por todos los puntos y voluntarios". 

El amor al bosque, el dolor de ver que se incendia lo que amas

Pedro Sandoval es albañil, pero dedica buena parte de su tiempo a la brigada de vigilantes del Chichinautzin. Durante el año, con sus compañeros hacen limpieza de las brecha corta-fuego, para evitar que crezca la maleza, y reforestan.

Con admirable condición física sube rápidamente la montaña por "la escalera". Literalmente los habitantes de San Juan Tlacotenco enclavaron una escalerilla de varilla en una roca lisa, grande, ubicada junto al risco, para llegar a la cima y atravesar el Cerro de La Cruz. 

Parece incomprensible que sin paga alguna, cuando les dan aviso de que hay fuego, no lo dudan, salen con lo que pueden a sofocar las llamaradas, muchas veces provocadas por turistas que prenden fogatas. 

"No lo pensamos, vamos para proteger el bosque y la fauna, esta parte es el pulmón de la ciudad, es como esponja para el agua de todo el estado; ayer decíamos también de que nosotros hacemos lo posible de conservar este lugar y que no se queme, pero sacamos poco provecho de lo que hay aquí, el agua que es más vital. Nosotros carecemos de agua en las casas, tenemos un pozo abajo pero es muy costoso para que llegue a todas las comunidades. Los que viven en Tepoztlán sacan más provecho, hay empresas, fincas, balnearios... esa agua baja de este cerro, pero quien mantiene este bosque pues es  la comunidad".

Recuerda que hace tres años hubo otro incendio pero no tan grande, y considera que el problema es que donde se quemó esta vez, había mucha plantilla, algunas de 10 años de edad:  "estaba tupido el bosque y quedó quemado, para recuperar eso harán falta muchos más años. Para nosotros un solo árbol es importante". 

En la cima de el Cerro de La Cruz, con los ojos rojos por el humo, las manos marcadas por el pico y la pala, la cara enegrecida por los restos de tizne, de aquello que otrora fue verde, Ezequiel Rojas Arévalo, de la brigada El Camaleón, hace una pausa a la espera de que llegue a ese sitio la descarga de uno de los helicópteros que lanzaron agua desde las alturas.

Ezequiel Rojas Arévalo, brigada camaleones.

A unos centímetro de la cañada comienza una leve columna de humo.  Comenzó desde el martes cuando venían de apagar otro incendio menor en la parte norte del poblado. 

Ahí arriba de todo, mientras habla el aire sopla, caliente de pronto, como si fueran alaridos que desprende la tierra que ardió hace unas horas. 

Dice que comenzó como brigadista desde 1996. Sabe que es una tarea peligrosa, porque le ha tocado ver morir a algunas personas, como en el 2014 cuando fallecieron dos funcionarios del ayuntamiento de Tepoztlán. "La verdad fue duro, los atrapó el fuego en la cañada. No pudimos hacer nada, cuando sales de la casa no sabes si vas a regresar". 

"No sólo salimos por la paga (sólo les pagan 186 pesos por jornada, es decir por día), lo hacemos por amor a nuestro bosque. 

Mientras que algunos funcionarios, los que dicen planear la logística y seguir protocolos desde la oficina, dan órdenes, para los brigadistas es duro. El agotamiento a veces te vence y el fuego ahí sigue. Sabes que no puedes flaquear porque sino, no se detendrá.

Su hermano Enoc siguió sus pasos. Tiene 25 años, es casado y tiene dos hijas. Le entró a la brigada porque necesita el empleo, pero también porque aprendió en su familia que es importante cuidar la naturaleza.

Piensa que si se cuidan los árboles, sus hijos tendrán agua y mucho oxígeno cuando sean mayores.

"Yo creo que una de las cosas importantes es que hasta ahora no hubo muertos, porque muchas veces se han perdido vidas. Uno siente feo porque las llamaradas sí dan miedo, a veces uno piensa que como padre a lo mejor no voy a ver a mis hijos otra vez. Pero yo les diré que ellos también deben cuidar, no hacer cosas como otros chavos que se emborrachan, hacen incendios con cigarros o prenden fuego por frío y provocan éstos problemas". 

Herminio Labastida Camaño también nació en San Juan Tlacotenco, hace 22 años; su padre trabajó en La Herradura atacando incendios, cree que heredó el valor y el interés. 

Herminio Labastida, brigada camaleones.

Con las mejillas rojizas por el sol, insiste en que los helicópteros debieron llegar antes porque hay cañadas y aunque en algunas bajan con cuerdas, hay lugares inaccesibles. 

"Se necesita corazón y voluntad" concluye cuando se le pregunta porqué va a las brigadas, por qué se arriesga. 

Con la camisola amarilla, el casco y radio en mano, el brigadista de la Comisión Nacional Forestal (cuyo nombre no revela porque le regañan si da entrevistas), un hombre delgado, da instrucciones: "seguimos esperando, manda helicóptero punto rojo... pueden descansar, ya casi vamos a comer", dice a los demás.

Entró a las brigadas en 1994, como trabajador eventual. En charla comenta que no estudio más que la secundaria. Su padre estaba en éste mismo oficio y le dijo que le entrara con él para ganar algo de sustento. "No me daba muchos consejos, sólo que le echara ganas y tuviera cuidado porque es muy peligroso, pero yo veía cómo hacía, y aprendí a demostrar que sólo con trabajo se mantiene uno en la vida". 

"De las experiencias más fuertes, es como este incendio que estuvo muy fuerte. Me gustaría que un hijo mío trabajara aquí, pero no quiero porque yo veo mucho peligro, yo tengo mucha experiencia para bajar los caminos, pero no es fácil, no se controla aunque uno tenga muchos cursos, por el cambio del viento, la topografía, la hora del calor cuando es más fuerte. Nosotros andamos por todo Morelos, el viernes estuvimos aquí y luego nos tocó al norte de la universidad del estado y estuvimos hasta las 11 de la noche". Admite que ahora están en mejores condiciones porque ya tienen un sueldo fijo y ganan "un poco mejor".

Otro de los brigadistas de Conafor, asegura que vale la pena, porque de eso viven, pero también para cuidar la naturaleza. "A veces estamos esperando que bajen las llamas en pastizales, y cuando baja (lo interrumpen las corrientes de viento que suenan como canto en el llamado "Monte Sagrado) como ahorita, mire que gran viento, eso nos refresca, pero para nosotros es la amenaza, cuando pasa aviva las llamas, cuando se va, arremetemos contra el fuego con toda la fuerza". 

Ellos reconocen el amor de los tepoztecos, que "suben con decisión y unidos, mujeres y hombre le entran, fuerte". 

Amalia Mejía Cortés vive en el barrio de San José en la cabecera municipal de Tepoztlán y entró a la brigada contra incendios hace cuatro años porque los incendios ahí son muy frecuentes.

Con anteojos y corte de última moda, la joven no duda cuando de subir a la montaña se trata. "Es el amor que siento por Tepoztlán, aquí nací, creo que me identifico con el espacio en el que estoy, es un sentimiento personal".

"Cuando veo que se está incendiando, es como sentir un dolor, pienso en todo lo que existe ahí, animales, la naturaleza, es como ver que arde lo que amas. Me dan ganas de estar ahí y hacer algo para rescatar. Esta vez fue muy impresionante. Cuando empezó era muy pequeño y de pronto ver cómo se quemó toda la parte del frente desde el cerro de La Luz, era como no poder creer porque cuando ves que se pierde ese paisaje que vez cada mañana, es mucha impotencia. 

Somos muchas las mujeres que fuimos porque estamos convencidos como pueblo de la defensa de la tierra, de nuestros recursos. Aquí no hay distinción íbamos las mujeres con nuestros familiares, nadie nos dijo nada, se necesitaban todas las manos".

Cuentas viejas con Graco, inevitable la sospecha

José Manuel Medina Bocanegra, habitante de San Juan Tlacotenco, nativo de Tepoztlán, quien fuera candidato a presidente municipal en el 2009 por el PRD, considera que hay una larga historia de Tepoztlán con el gobernador del estado Graco Ramírez Garrido Abreu en el tema ambiental. 

Apuntó que en 1995, cuando el ahora gobernador era diputado federal y miembro de la comisión de asentamientos humanos, apoyó el proyecto de construcción del club de golf que derivó en un movimiento de la población que duró meses, hasta echarlo abajo: "Graco se pronunció a favor del club de golf, lo promovió de manera entusiasta y hasta cierto punto apretando engranes institucionales para que la gente del Ayuntamiento diera los permisos. Sabemos lo que pasó y fue el primer revés de Graco".

Destacó que otro tema ambiental es del proyecto de ampliación de carriles de la autopista, en ésta administración "que pierde el proyecto por el amparo ambiental en un esquema novedoso e interesante".

Considera que la posible omisión en el combate del incendio forestal, "levanta sospechas, es inevitable no atar cabos y dejar la duda sobre la mesa, sobre esas cuentas pendientes. Hay gente que dice que  no hubo tanto daño, pero el que haya sido, (yo digo que fue severo) y merece toda la atención y debería investigarse más a fondo". 

Recordó que para Tepoztlán su principal activo son sus recursos naturales, por lo que cualquiera que sea el recuento, es un daño importante, porque la naturaleza forma parte de sus activos, ahora que la actividad económica ya no es el campo sino  el de los servicios, y la parte fundamental es el turismo.

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Tlaulli Preciado

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