En septiembre de 2025, de acuerdo a Econonet (INEGI), hubo 221 mil trabajadores registrados ante el IMSS en Morelos. Por su parte, el ISSSTE registró 61 mil trabajadores. Siendo éstas las dos instancias que proveen de seguridad social a los trabajadores, podemos concluir que en Morelos existen aproximadamente 282 mil trabajadores formales.
Por otra parte, el sitio Data México señala que en Morelos existen 879 mil personas ocupadas (primer trimestre 2025). Así, la tasa de informalidad en Morelos se acerca a 68 por ciento, aunque debe señalarse que un 12%, aproximadamente, son trabajadores independientes (herreros, contadores, vendedores, mecánicos, etc.)
Uno de los grandes problemas en la economía nacional y también en la morelense es la existencia de una gran proporción de trabajadores que laboran en la informalidad. Es decir, no cuentan con contrato, prestaciones ni seguridad social. Tienen trabajo, sí, pero en su mayoría son subempleados, es decir, personas que no reciben la retribución que merecen o que no desarrollan las funciones que son capaces de realizar.
Este mes de diciembre es un periodo festivo por muchos motivos. Para los católicos, es una época de redención debido al nacimiento de Cristo. En general, es un mes en que las personas se relajan y buscan conectar y empatizar más con los demás. Muchas personas tienen vacaciones, y como los hijos no van a la escuela, hay mayor convivencia familiar. Para el comercio y muchas empresas de servicios es un mes de bonanza económica.
Lo triste es que la gran mayoría de los trabajadores morelenses (56% aproximadamente) no gozarán de un aguinaldo formal, de acuerdo a los cálculos antes expuestos. Quizá, discrecionalmente, sus patrones les den alguna gratificación, dependiendo de su voluntad y posibilidades. Muchos no gozarán de vacaciones y, por el contrario, será una época de más trabajo por la derrama económica que se genera. Esto es lamentable, pues refleja la desigualdad que persiste en nuestra sociedad.
Para quienes sí gozarán de aguinaldo, se recomienda cuidarlo. Que sirva para atender gastos importantes, para convivir, pero también para hacer reservas para el año siguiente. Hay que recordar lo difícil que es la cuesta de enero. Dar regalos en la medida de nuestras posibilidades y siempre tener presente que el afecto se da, no se compra.
