Marco Antonio Jiménez, quien trabaja desde hace 32 años como checador de “rutas”, señaló que ha observado una disminución en la demanda del servicio de transporte, lo cual afecta considerablemente sus ingresos económicos, pues cada vez son menos los operadores que le dan propina.

Su labor consiste en registrar el tiempo de diferencia que llevan los operadores de unas 300 “rutas” de diferentes organizaciones que circulan sobre la avenida Plan de Ayala, en Cuernavaca.

Sin embargo, lamentó que cuando mucho unos 150 choferes le dan de uno a dos pesos, por lo que al concluir su jornada laboral apenas reúne entre 150 y 200 pesos.

“Cuando empecé se ganaba bien. El primer domingo que empecé a trabajar me gané 92 pesos y en ese tiempo era mucho dinero para mí, pero ahorita son pocos los que dan dinero y muchos mejor cierran las puertas”.

Pese a esa situación, afirmó que seguirá en este oficio hasta que el cuerpo aguante, ya que es a lo que se ha dedicado la mayor parte de su vida y considera que ante la falta de estudios difícilmente podría encontrar un empleo.

Dijo que desde niño le gustó el trabajo y con mucho esfuerzo logró terminar la primaria.

“Para la escuela siempre fui burro. Mi mamá me decía que reprobé los primeros tres años de primaria y con esfuerzo logré terminar. Por eso desde chiquito empecé a ayudar a mis papás en la elaboración de helados, porque a eso se dedicaban en la familia”.