“Antes era comerciante y en una camioneta iba a vender frutas y verduras a las comunidades, pero luego todo empezó a subir. Por eso vendí el carro y me puse a trabajar en el taxi. Aquí no me va tan mal porque ya tengo unos clientes y a veces me llevo 500 pesos libres”, contó Jesús Mercado Maya.

Dijo que hace ocho años cambió de actividad pues el comercio ya no era negocio y con el dinero que recibió por la venta de su camioneta lo invirtió en la compra de un vehículo para trabajar como chofer de taxi, a lo que se dedica en la actualidad.

Como taxista -comentó- ha vivido momentos difíciles, principalmente cuando llegó la pandemia de covid-19.

Aunque en los meses más fuertes de contingencia sus ingresos económicos disminuyeron tanto que con mucho esfuerzo lograba reunir el dinero para comprar la gasolina, dijo que no pensó en dejar el volante, pues era poco probable encontrar un empleo formal.

De acuerdo con el entrevistado, a la fecha la situación económica ha mejorado mucho y en ocasiones reúne hasta mil pesos en un día, pero hay días que apenas junta la mitad de esa cifra.

De los pasajeros, dijo que la mayoría se niega a utilizar el cubrebocas y cuando les hace la observación se molestan y se bajan de la unidad.

“Algunos me dicen ‘ah, gracias’ y se bajan. Yo lo hago por protección de los dos pero lo toman a mal”.

Jesús asegura que en los meses más fuertes de pandemia en dos ocasiones le llamaron la atención porque los pasajeros no llevaban puesto el cubrebocas, por lo que prefiere tomar todas las medidas necesarias.