En una calle del Centro de Cuernavaca, Zaira se encarga de registrar el tiempo de diferencia que llevan los operadores de diferentes organizaciones de transporte, una actividad que aprendió hace tres años al concluir sus estudios de nivel medio superior.

Zaira dice que empezó a trabajar como checadora de “rutas” para poder solventar los gastos de su casa, luego de que su mamá falleció.

Aunque al principio obtenía buenos ingresos económicos, con la pandemia de covid-19 estos disminuyeron de manera considerable y para hacer frente a esta situación decidió aprender otra actividad.

Fue cuando comenzó a tomar cursos para poner uñas.

Dice que tardó por lo menos una semana para entender su trabajo como “checadora”, sobre todo porque algunas unidades que son la de la misma organización tienen diferentes destinos.

“Al principio es complicado checar las ‘rutas’ porque tienes que contar el tiempo y hacerlo rápido porque los choferes llevan su tiempo; hay que dar tiempo exacto porque hay unos que son especiales, pero con el tiempo uno va aprendiendo”.

La entrevistada señaló que le gusta esta actividad porque hay días que obtiene mejores ingresos que en un empleo formal.

Aunque reconoció que es una labor cansada, pues diariamente le dedica más de ocho horas afirmó que es un trabajo noble, que le permite interactuar con otras personas y disponer de su tiempo.