Sociedad
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Arquitectura del misticismo

TXT Arq. Víctor Hugo Wido Martínez
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México es un país lleno de tradiciones ancestrales, únicas en el mundo. Nuestra cultura ha emergido del misticismo prehispánico, ofreciéndonos eventos inigualables para otras partes del mundo. Una de las más emblemáticas es el día de muertos, celebración que causa intriga entre los desconocidos. Los mexicanos celebramos la muerte no como un hecho triste sino todo lo contrario, felicidad, posiblemente porque las raíces culturales se basan en los cimientos de nuestros seres queridos, siendo muy complicado decir “adiós” a alguien que amamos, por eso es más fácil decir “hasta pronto”, representado por una fiesta.

¿A dónde vamos después de la muerte? Los mayas creían en la vida después de la muerte, pues la vida era un tiempo sin fin. La doctora Tiesler, investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán, dice: "tienen la noción del devenir constante, por ello, hay fases de destrucción y fases de creación”.

Toda mi vida me ha intrigado el misticismo de mi cultura y me gusta pensar hasta qué punto podría relacionarlo con mi profesión. La arquitectura es el espacio físico de los vivos, pero realmente ¿será posible pensar en una arquitectura después de la vida? Un espacio físico para los que no habitan el mundo. El panteón, mejor conocido como cementerio, es el primer paso para partir a un lugar el cual nadie conoce hasta que muere. Si pensamos un poco más allá, ¿cuál es el verdadero objetivo de la arquitectura de un panteón?

El cementerio podría encontrar un punto importante en la arquitectura de la ciudad, es la puerta al otro mundo, la tumba es la memoria del individuo que alguna vez vivió.

Un claro ejemplo de ellos es el cementerio de San Cataldo en Módena, Italia, diseñado por el arquitecto Aldo Rossi en la década de los 70´s. Las inquietudes del arquitecto por explorar una tipología acorde a la muerte lo llevo a concebir el proyecto como si se tratara de una “ciudad para los muertos” inconclusa y efímera.

 El arquitecto pretende desarrollar un monumento para la memoria colectiva de un tejido social muy específico. El cementerio logra atribuirse su propia función y formalismo (hablando de su arquitectura) proyectando un significado sobre nuevas formas esenciales de vivir un edificio. A continuación cito textualmente un escrito del arquitecto Rafael Moneo que representa mejor el formalismo de Aldo Rossi…“El cementerio se entiende como una casa, como la casa de los muertos. La primera alusión psicológica se encamina a señalar que, para las primeras culturas, casa y tumba eran una misma cosa; [como afirma Aldo Rossi,] ”la muerte señalaba un estado de paso entre dos condiciones cuyos límites no estaban bien definidos (…). La casa de los muertos, la tumba, el cementerio, es una casa desierta, abandonada” (R. Moneo en: Bonfanti & Ferlenga, 1992, p.46).

Finalmente el misticismo a la muerte es un tema que ha caracterizado nuestra cultura y nos ha llevado a entender, de una forma u otra, que la muerte no es un final sino un comienzo hacia una nueva vida y personalmente me gusta pensar que también hay una ciudad “en el otro lado” igual o más compleja de la que vivimos en nuestro mundo.

 

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