Asimismo, aplaudió la voluntad política del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), de Amado Orihuela como candidato y de todos los aspirantes y sectores del partido para que Manuel Martínez Garrigós llegara al partido. Resaltó que éste “tiene un gran reto, que es lograr que gane el PRI en Morelos con Amado Orihuela a la gubernatura y Enrique Peña Nieto a la presidencia de la república”.

¿Quién será el que elija a los candidatos: Amado Orihuela o Manuel Martínez?, se le preguntó al también ex dirigente del tricolor, quien respondió que “las candidaturas deben resolverse en los municipios y buscar lo que más convenga al partido, no lo que más convenga a ningún actor político”. En este marco, dijo: “Amado buscará los mejores cuadros, igual que Manuel. Los amigos de todos ellos tienen que anteponer que por encima de sus amistades, hoy Amado (Orihuela) es el candidato y Manuel (Martínez) es el dirigente. Y hay que trabajar con esa visión, buscando los mejores cuadros, sin que medie el amiguismo o los intereses personales”.

En este sentido, afirmó que “se termina una etapa, se acaban los grupos y hay un solo equipo donde Manuel (Martínez Garrigós) está al frente y conducirá los procesos”. Por lo que consideró que “está obligado a considerar a todos los sectores y comités municipales y como no es improvisado y conoce el partido, sabrá hacer bien las cosas y por ello es momento de cerrar filas ante el proceso largo y distinto que se dio y donde finalmente logramos la unidad”.

¿Unidad disimulada?

Ante esta pregunta, señaló que lo que hoy parece una unidad disimulada, tendrá que convertirse en una realidad con las actitudes de todos nosotros.

Por su parte, Laura Ocampo Gutiérrez, también ex dirigente de este partido y delegada del organismo de mujeres (ONMPRI), señaló que más que unidad simulada “es como un matrimonio: hay que darse una segunda oportunidad y mantener el diálogo permanente y tener voluntad para limar asperezas y caminar en el mismo rumbo”.

Otros priistas entrevistados en el mismo sentido respondieron que “institucionalmente no es una unidad simulada”, pero habrá que esperar los consensos que se den entre el nuevo dirigente y el precandidato del PRI, para que ambos “demuestren civilidad, trabajo a favor de un proyecto y por supuesto congruencia y lealtad”.