No obstante, adelantó que "no está en el ánimo de la mayoría de los que integran el sector obrero llevar sus demandas al extremo. Tienen claro que el estallamiento de huelga no es de ninguna manera el camino a seguir en estos momentos de dificultad económica”.

Es cierto, abundó, que el salario de la clase trabajadora no resuelve ni en mínima parte las necesidades familiares de la misma, pero se tiene mucha consciencia de que lo que tenemos que cuidar es la fuente de empleo, porque es un ingreso seguro del cual podemos partir hacia nuevas oportunidades.

Hernández Juárez destacó que también el sector patronal ha venido asumiendo una actitud distinta al pasado. “Los dueños del capital saben que la empresa depende en mucho del desempeño de los empleados y están dispuestos a corresponder en la medida de sus capacidades e ingresos o ganancias reales”.

“Por ello pensamos que no se presentará la necesidad de instalar las banderas rojo-negras en algunos centros de trabajo. El radicalismo ha quedado atrás por malas experiencias como aquella de Industria Automotriz de Cuernavaca (IACSA), que fuera una de las empresas más fuertes del estado en su momento y la intransigencia de los trabajadores acabó cerrándola”.

Sin embargo, aclaró que tampoco permitirán el abuso. Los factores de la producción deben analizar juntos, el contrato y lograr firma de acuerdos con base en las posibilidades económicas objetivas en cada caso.