El ex policía ministerial purga en el penal de máxima seguridad del Altiplano dos condenas, una por posesión de arma y otra por secuestro; su defensa obtuvo una suspensión
De acuerdo con los datos recabados, los magistrados de la sala auxiliar del TSJ confirmaron el auto de formal prisión dictado en el causa penal 95/2006-2 por el Juzgado Primero Penal por el delito de homicidio calificado en agravio de Martínez Báez.
Sin embargo, la defensa legal de Freyre Morales ya promovió un juicio de amparo contra la resolución de la Sala Auxiliar en el Juzgado Segundo de Distrito, quien admitió la demanda de garantías y concedió la suspensión provisional.
César Freyre Morales, preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano, purga dos sentencias: la primera de nueve años de prisión y una multa de 156 días de salario mínimo, por su presunta responsabilidad en la comisión de los delitos de posesión de arma de fuego y de cartuchos de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea; y la segunda por 47 años de cárcel y al pago de una multa superior a 500 mil pesos por los delitos de secuestro en agravio del empresario Hugo Alberto Wallace, delincuencia organizada, y violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
Sus cómplices, Juana Hilda González Lomelí obtuvo una pena de 28 años de cárcel y 120 mil pesos de multa, mientras que Antonio y Alberto Castillo 39 años de cárcel y multa de 220 mil pesos.
Caso Rugiero Martínez Báez
César Freyre Morales comandaba una organización criminal dedicada al secuestro que operaba principalmente en el Distrito Federal.
Gracias a las investigaciones de la señora Isabel Miranda de Wallace, quien aún busca los restos de su hijo Hugo Alberto, el 25 de abril de 2006 elementos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) catearon el lote 4 de la privada Oriente 3 de la colonia Vista Hermosa del municipio de Cuernavaca, propiedad de César Freyre Morales, donde tras varias excavaciones los peritos federales y estatales ubicaron una osamenta debajo de una plancha de concreto de un metro y medio.
Inicialmente se presumía que se trataban de los restos de Hugo Alberto Wallace, sin embargo, los exámenes de ADN determinaron que se trataba de Martínez Báez, empresario que radicaba en Atizapán, Estado de México.
