Decenas de alumnas de la escuela católica St. Mary, en Papiri Agwara, estado de Níger, fueron secuestradas durante la madrugada en un ataque realizado por individuos no identificados.
El asalto ocurrió alrededor de las 2:00 horas y las estudiantes fueron raptadas desde el dormitorio del centro, según confirmó la Policía estatal.
Las autoridades señalaron que aún se desconoce el número exacto de víctimas. Unidades tácticas policiales, militares y otros cuerpos de seguridad se desplegaron en la zona y rastrean los bosques cercanos para localizar a las jóvenes.
El comisario de Policía de Níger, Adamu Abdullahi Elleman, reiteró el compromiso de rescatar a las estudiantes “ilesas” e instó a la población a mantener la calma y colaborar con las operaciones.
La Policía también anunció que el ataque será investigado y advirtió que se tomarán medidas contra la dirección de la escuela por mantener sus actividades pese a la orden oficial de suspenderlas debido a la situación de inseguridad en la región.
La Diócesis Católica de Kontagora confirmó el secuestro y condenó el ataque. Asimismo, expresó su preocupación por la seguridad de las estudiantes y aseguró que colabora con las fuerzas de seguridad, autoridades locales y líderes comunitarios para facilitar el rescate. También llamó a la población a apoyar los esfuerzos en curso, según informó el diario nigeriano Vanguard.
Medios locales estiman que entre 50 y 100 alumnas habrían sido secuestradas.
Este nuevo incidente ocurre pocos días después del rapto de al menos 25 estudiantes durante un ataque a un centro educativo en Danko Wasagu, estado de Kebbi, donde murieron la subdirectora del colegio y un guardia de seguridad.
El suceso se produce además tras otro ataque reciente en el estado de Kwara, en el que dos personas murieron y varias fueron secuestradas durante una ceremonia en una iglesia que se transmitía en directo por Facebook.
Estos episodios se enmarcan en un aumento de la violencia en distintas zonas de Nigeria, impulsada por bandas armadas y redes criminales que utilizan el secuestro para financiarse.
Aunque las comunidades cristianas han sido blanco frecuente, especialistas señalan que gran parte de las víctimas de grupos armados en el país son musulmanas, debido a que muchos ataques ocurren en el norte, donde operan Boko Haram y el Estado Islámico en África Occidental.
Las autoridades han incrementado sus esfuerzos de seguridad ante el repunte de la violencia en regiones del centro y oeste del país, donde la actividad de grupos delictivos ha generado creciente preocupación.
