Este domingo por la mañana, un comando de tres o cuatro ladrones "profesionales" sustrajo joyas de gran valor patrimonial e histórico en el Museo del Louvre, en París, en apenas siete minutos, aunque perdieron parte del botín en su huida.
El incidente ocurrió a las 09:30, poco después de la apertura del museo, el más visitado del mundo, que recibió 8,7 millones de visitantes el año pasado. El Louvre cerró excepcionalmente durante todo el día, afectando los planes de miles de turistas.
Según los ministros franceses del Interior, Laurent Núñez, y de Cultura, Rachida Dati, los delincuentes llegaron por el flanco sur, frente al río Sena, en dos motos y un camión con montacargas, y dos de ellos, disfrazados de obreros con chalecos amarillos, accedieron al primer piso y a la galería Apolo tras romper una ventana.
Allí se llevaron joyas de la colección de Napoleón y de la corona francesa, aunque la cantidad exacta aún no ha sido confirmada.
Durante la huida, los ladrones dejaron parte del equipo y al menos una joya: la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, que resultó dañada.
Esta pieza histórica cuenta con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas, creada para la Exposición Universal de 1855, vendida tras la caída del Imperio y recuperada más de un siglo después mediante donación.
El Ministerio de Cultura destacó que los ladrones actuaron sin violencia y que la evacuación de los visitantes fue rápida y profesional.
La Fiscalía de París abrió un procedimiento por robo en banda organizada y asociación de malhechores, y la investigación sigue en curso.
El Louvre ya había sufrido robos en el pasado, siendo el más reciente en 1998, cuando se sustrajo un cuadro de Camille Corot, y el más famoso en 1911, con el robo de La Gioconda por Vincenzo Peruggia.