El gabinete de Seguridad de Israel aprobó un nuevo plan para tomar el control de ciudad de Gaza, según anunció la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu.
La decisión, tomada en las primeras horas del viernes, representa un nuevo paso en la ofensiva militar que Israel mantiene desde octubre de 2023, tras el ataque de Hamás.
El conflicto, que ya lleva casi dos años, ha dejado decenas de miles de palestinos muertos, ha devastado gran parte del territorio y ha empujado a los 2 millones de habitantes de Gaza a una grave crisis humanitaria.
Previo a la decisión, Netanyahu expresó su intención de que Israel recupere el control total del territorio para, en el futuro, entregarlo a fuerzas árabes aliadas que se oponen a Hamás.
Sin embargo, el anuncio final no incluye esta medida, posiblemente por las advertencias de altos mandos militares sobre los riesgos que implicaría, especialmente para los aproximadamente 20 rehenes que aún están en manos de Hamás. También preocupa el desgaste del ejército tras casi dos años de conflicto continuo.
Eyal Zamir, jefe del Ejército de Israel, afirmó que la cúpula militar seguirá expresando su postura “sin temor y de manera objetiva, independiente y profesional” su rechazo a la posible ocupación de la Franja de Gaza.
Familiares de los rehenes han mostrado su rechazo al plan, temiendo que una nueva ofensiva ponga en peligro la vida de sus seres queridos.
La ciudad de Gaza ha sido blanco constante de bombardeos e incursiones israelíes, pero sigue siendo una de las pocas zonas del enclave que no está bajo control directo de Israel ni ha sido completamente evacuada.
Una ofensiva terrestre a gran escala podría forzar el desplazamiento masivo de civiles y dificultar aún más la entrega de ayuda humanitaria.
Aunque se desconoce cuántas personas permanecen en la ciudad, se estima que cientos de miles huyeron al inicio de la guerra, pero muchos regresaron durante una tregua temporal a comienzos de este año.