Los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza causaron la muerte de al menos 81 palestinos y dejaron más de 400 heridos en solo 24 horas, según informó el Ministerio de Sanidad palestino, controlado por Hamás.
Uno de los ataques más graves ocurrió cerca de un estadio en la ciudad de Gaza, donde murieron al menos 11 personas, entre ellas varios niños. El lugar funcionaba como refugio para familias desplazadas que vivían en tiendas de campaña. Testigos relataron que cavaron con las manos para rescatar cuerpos atrapados bajo la arena.
Otros ataques aéreos alcanzaron viviendas y campamentos en zonas como al-Mawasi y el barrio de Tuffah, provocando más muertes, incluidos niños y familias enteras que dormían cuando fueron impactadas. En total, se reportaron víctimas en bloques de apartamentos, caminos y escuelas donde se refugiaban civiles.
El ejército israelí declaró que atacó a un "individuo sospechoso" que representaba una amenaza, y que había tomado medidas para evitar daños a civiles. Sin embargo, los relatos de testigos contradicen esta versión, denunciando la muerte de personas inocentes sin vínculo con actividades militares.
Mientras tanto, continúan los esfuerzos de mediadores internacionales, especialmente de Qatar y Estados Unidos, para lograr un nuevo acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes. Sin embargo, las conversaciones entre Israel y Hamás siguen estancadas.
Desde el inicio de la ofensiva en Gaza, en respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, más de 56,000 personas han muerto en el enclave palestino, según cifras del Ministerio de Sanidad de Gaza.