Una jueza federal en Boston, Massachusetts, bloqueó temporalmente la decisión del gobierno de Donald Trump que prohibía a la Universidad de Harvard matricular estudiantes extranjeros.
Esta medida afecta a cerca del 25% del alumnado y fue suspendida tras una solicitud presentada por la propia universidad, que también interpuso una nueva demanda contra la administración.
La jueza Allison D. Burroughs indicó que Harvard demostró que, si no se frena esta orden, sufrirá un daño grave e inmediato.
Además, fijó una audiencia para el próximo 27 de mayo, en la que ambas partes deberán presentarse. La suspensión temporal entró en vigor de inmediato y se mantendrá hasta esa fecha.
Tras conocerse la decisión judicial, el presidente Trump calificó de “ridículo” que Harvard haya recibido miles de millones de dólares y criticó la calidad académica de algunos estudiantes, calificándolos de “alborotadores” y “antisemitas”.
La prohibición del gobierno de Trump, comunicada por la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem, ordena que Harvard no pueda inscribir más estudiantes extranjeros y amenaza con que los alumnos extranjeros actualmente inscritos pierdan su estatus migratorio si no cambian de universidad.
Harvard, la universidad más prestigiosa de Estados Unidos, respondió señalando que el permiso para acoger estudiantes extranjeros es vital para que estos puedan permanecer legalmente en el país. Añadió que la revocación de este permiso ha afectado gravemente sus programas académicos, laboratorios y cursos.
Esta no es la primera vez que Harvard enfrenta problemas con la administración Trump. En abril presentó una demanda para recuperar su financiamiento federal, congelado por 2.600 millones de dólares, bajo acusaciones de conductas antisemitas y políticas de “discriminación positiva” que el gobierno considera contrarias a la “diversidad de ideas”.