El gobierno de Estados Unidos anunció el cierre inmediato de su frontera sur para la importación de ganado vivo, caballos y bisontes, como medida preventiva ante la amenaza del gusano barrenador del ganado.
La secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, informó a través de redes sociales que esta decisión busca evitar una nueva infestación de esta plaga, la cual en el pasado tardó tres décadas en ser erradicada del país.
La medida se da a pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano, que recientemente presentó una campaña contra el gusano barrenador y propuso la creación de un grupo binacional para supervisar acciones conjuntas. No obstante, Washington decidió cerrar los puertos de entrada de inmediato, argumentando razones de bioseguridad.
El gusano barrenador, detectado en la frontera sur de México con Guatemala, ya había generado una alerta sanitaria en territorio mexicano, donde el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) estableció un cerco en el sureste del país para contener su propagación.
México es el principal exportador de ganado en pie hacia Estados Unidos.
En 2024, envió más de 1.2 millones de cabezas, principalmente desde entidades del norte, lo que representa una parte importante del abasto ganadero del mercado estadounidense.
Según Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), esta decisión se da en un contexto de escasez de ganado en ambos países y podría agravar una crisis que comenzó a finales del año pasado.
El gobierno mexicano ha expresado su desacuerdo con la medida, calificándola como unilateral, y anunció que buscará reactivar el comercio en un plazo de 15 días. Mientras tanto, productores ganaderos en Estados Unidos han respaldado el cierre como una acción necesaria para proteger la salud del hato nacional.
Expertos del GCMA advirtieron sobre posibles consecuencias sociales si la suspensión se extiende, como pérdida de empleos rurales y aumento de la migración.
Ante ello, recomendaron una coordinación nacional entre autoridades y el sector ganadero, así como la implementación de medidas sanitarias rigurosas, que incluyan verificación total del ganado en movilización, tratamientos antiparasitarios y cuarentenas en caso de detectar focos de infección.