India llevó a cabo una serie de bombardeos aéreos en Pakistán y en la región de Cachemira administrada por Islamabad como parte de la llamada "operación Sindoor", en respuesta a un atentado ocurrido el pasado 22 de abril que dejó 26 turistas muertos en la zona de Pahalgam.
El gobierno indio afirmó que los ataques, realizados la madrugada del miércoles 8 de mayo, tenían como objetivo “infraestructura terrorista” utilizada para planear atentados en su territorio. Según cifras oficiales de Pakistán, al menos 26 personas murieron y 46 resultaron heridas en los bombardeos, que impactaron las zonas de Muzaffarabad, Kotli y Bahawalpur.
Pakistán ha calificado las incursiones como “no provocadas” y negó cualquier implicación en el ataque de abril. Su primer ministro, Shehbaz Sharif, prometió que la agresión “no quedará impune” y aseguró que parte de los blancos fueron áreas civiles. El ejército paquistaní afirmó haber derribado cinco aviones indios y un dron, aunque India no ha confirmado estas bajas. Además, Delhi reportó la muerte de 10 personas en su territorio tras enfrentamientos en la frontera.
El conflicto revive la histórica disputa por Cachemira, una región dividida desde 1947 y origen de múltiples tensiones entre ambos países, que además cuentan con armas nucleares. Aunque India no ha identificado a un grupo responsable del atentado en Pahalgam, señaló a militantes con presunto apoyo desde Pakistán, algo que Islamabad rechaza.
El ataque de abril fue el más letal contra civiles en casi dos décadas y se produjo en un contexto de creciente presencia turística tras la revocación del estatus semiautónomo de Cachemira por parte de India en 2019.
Mientras la comunidad internacional llama a la moderación, incluyendo a la ONU y a Estados Unidos, crece la preocupación por una posible escalada entre las dos potencias regionales.