Los preparativos para el cónclave que definirá al nuevo líder de la Iglesia católica avanzan rápidamente, luego de que este viernes se instalara la tradicional chimenea sobre la Capilla Sixtina, señal clave de que todo está listo para el inicio del proceso el próximo 7 de mayo.
Bomberos del Vaticano colocaron el conducto por el que saldrá el humo que indicará si ha sido elegido un nuevo pontífice.
En caso de que no haya consenso, se emitirá humo negro; si se alcanza un acuerdo, una mezcla especial generará humo blanco, señalando al mundo que hay un nuevo papa.
Esta tradición recuerda lo ocurrido el 13 de marzo de 2013, cuando tras cinco votaciones, humo blanco anunció la elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio como el papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril a los 88 años.
Mientras tanto, cardenales de todo el mundo se reúnen en el Vaticano para sesiones previas al cónclave, en las que discuten los retos actuales de la Iglesia y el perfil ideal del próximo papa.
En estas reuniones participan todos los cardenales, incluso los mayores de 80 años, quienes no tienen derecho a voto, pero sí pueden expresar sus opiniones.
Uno de los temas centrales ha sido la reforma impulsada por Francisco en la estructura del Vaticano.
El papa fallecido promovió cambios que permitieron a laicos y mujeres ocupar cargos clave, lo que generó tanto apoyo como críticas.
El cardenal retirado Beniamino Stella, de 83 años, expresó recientemente su desacuerdo con esas reformas, según reportó la revista jesuita America.
La incertidumbre gira ahora en torno al rumbo que tomará la Iglesia tras un pontificado considerado transformador, pero divisivo.
Mientras algunos buscan mantener las reformas de Francisco, otros prefieren un liderazgo más tradicional que devuelva estabilidad a la administración del Vaticano