El Partido Liberal, liderado por el primer ministro Mark Carney, obtuvo la victoria en las elecciones legislativas celebradas el lunes en Canadá, aunque los resultados finales confirman que gobernará en minoría.
El conteo parcial otorga 167 escaños a los liberales, cinco menos de los necesarios para alcanzar la mayoría absoluta en el Parlamento (172), mientras que el Partido Conservador consiguió 145.
Mark Carney compareció cerca de las 2:00 a.m. del martes ante sus simpatizantes en Ottawa para celebrar el triunfo. En su discurso, dejó claro que su gobierno buscará el diálogo con todas las fuerzas: “con todos los partidos y todos los territorios y la sociedad civil”, y subrayó su intención de redefinir la relación con Estados Unidos.
“La vieja relación con los Estados Unidos, una relación basada en una creciente integración, se ha acabado”, insistió Carney. “El sistema de comercio global abierto, anclado en Estados Unidos, un sistema del que Canadá ha dependido desde la Segunda Guerra Mundial […], ha terminado”, dijo.
El primer ministro también envió un mensaje claro sobre el papel de Canadá en el nuevo escenario internacional.
“Hemos superado el impacto de la traición estadounidense, pero no debemos olvidar las lecciones. Tenemos que mirar por nosotros mismos y, por encima de todo, cuidar de cada uno”, indicó Carney, quien ha adelantado que abordará con Trump la situación y que “si Estados Unidos no quiere jugar un papel de primer nivel en la economía mundial, Canadá lo hará”.
En este sentido, Carney adelantó que buscará nuevas alianzas globales: “hay muchas otras opciones al margen de Estados Unidos para lograr prosperidad para todos los canadienses” y que su gobierno “va a reforzar sus relaciones con socios firmes en Europa, Asia y otros lugares”.
“Trazaremos un nuevo camino hacia adelante porque esto es Canadá y nosotros decidimos lo que pasa aquí”.
Por su parte, el líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, aceptó la derrota y felicitó a Carney, aunque aseguró que seguirá al frente de su partido: “hará su trabajo para hacer que el Gobierno rinda cuentas”.
El panorama electoral también afectó a las formaciones más pequeñas. El Bloque Quebequés (BQ) se mantuvo con 23 escaños, perdiendo 10 respecto a la legislatura anterior, pero resistiendo mejor de lo esperado. En cambio, el Nuevo Partido Democrático (NPD) sufrió una fuerte caída, pasando de 25 a solo siete escaños, con fuertes pérdidas en Vancouver.
Jagmeet Singh, líder del NPD, anunció su renuncia tras perder incluso su propio escaño. En su declaración afirmó: “Dimitiré como líder del partido tan pronto como un líder provisional sea nombrado”.
Las proyecciones se decidieron sobre todo en Ontario y Quebec, provincias clave por su alta concentración de población y escaños. En varias circunscripciones, la diferencia entre candidatos fue mínima, a veces de solo unas decenas de votos.
La noche electoral se fue apagando con lentitud, reflejo de un recuento ajustado y sin una clara celebración. A pesar de la mejora respecto a las elecciones anteriores (los liberales subieron de 160 a 167 escaños), los analistas ya califican esta victoria como “un regalo envenenado”, dada la fragilidad de un gobierno minoritario en un contexto internacional complicado y con un presidente estadounidense hostil como Donald Trump.